Imagen de cubierta |
Qué le voy a hacer, me encanta este autor.
Si a este aspecto le añadimos la falta de tiempo del que dispongo ahora para dedicarle a la lectura, puede que haya influido para que vaya "sobre seguro" y acuda de nuevo a él.
Tras leer en este orden, el último y el primero (nadie dirá que soy una persona ordenada ¿no?), tomé otro al azar sabedor de lo que su autor era capaz de ofrecerme.
Santiago Biralbo es un pianista de Jazz que toca en un local de San Sebastián. Entre los asistentes a sus conciertos se encuentra Lucrecia, que a pesar de estar casada con un restaurador de arte relacionado con actividades ilegales (Malcolm), cae presa de la música de Biralbo... bueno, no sólo de la música.
Entre ellos comienza una tortuosa historia de amor que sirve de nexo de unión al resto de la historia en la que se cuelan asesinatos, persecuciones y huidas a horas intespectivas. Todo ello en un ambiente de amistad y compañerismo que se desarrolla entre columnas de humo y vasos de bourbon que intentan recrear la atmósfera de los clubes nocturnos donde tocan estos músicos.
Esta obra fue llevada al cine y contó con la participación del trompetista Dizzy Gillespie.
En lo personal, me costó entrar en la novela al principio -como dije al comenzar este pequeño post-, más por la escasez de tiempo libre y la multitud de proyectos en los que ando inmerso que por la calidad de la obra, pero fue momentáneo hasta que llegó la acción.
De ahí hasta el final... se me acabó demasiado pronto, como todos los buenos libros.
Hasta la próxima,
Javier
No hay comentarios:
Publicar un comentario