LA FARMACIA RURAL Y EL IMPERIO DEL SOL
NACIENTE
En el siglo XVI en el marco de las
relaciones de la Corona Española con el imperio del Sol Naciente, en 1611, el explorador Sebastián Vizcaíno llega a Japón desde Nueva España,
pero sus encuentros con el Shogun no fueron exitosos porque no respetó
especialmente las costumbres japonesas. No obstante, cuando Sebastián se
dispuso a seguir su viaje al norte de Japón, su embarcación naufragó y el Shogun
le construyó otro galeón por una razón: enviar una misión japonesa
hacia España para negociar un tratado de comercio con
el Rey Felipe III y el envío de misioneros cristianos a Japón con el Papa.
El elegido para capitanear esta expedición fue el samurái Hasekura Tsunenaga.
Esta misión partió
en 1613 hacia España desde Sedai, y después de atravesar el pacifico y
partiendo de Vera Cruz, en México, llegaron a España concretamente a un pueblo
cercano a Sevilla, Coria del Rio donde permanecieron 3 años.
Las
negociaciones no llegaron a buen término y Hasekura Tsunenaga regreso a Japón,
pero algunos de los samuráis que le acompañaron en este viaje prefirieron quedarse
en Coria del Rio y seguir profesando la fe cristiana.
Formaron
familias con mujeres de Coria del Rio y como sus apellidos eran impronunciables
para los vecinos en poco tiempo derivaron en Japón, apellido que hoy día tienen
más de 600 personas en este municipio sevillano.
Y siguiendo
con esta tradición, el pasado 19 de noviembre, tuvo lugar un encuentro entre farmacéuticos
japoneses y representantes de la Sociedad Española de Farmacia Rural, con el
fin de intercambiar impresiones y experiencias sobre la actividad farmacéutica en
ambos países, concretamente en el campo de la farmacia rural.
Esta delegación
formada por profesores de la universidad de Gifu, quería conocer de primera
mano el sistema de la farmacia rural en nuestro país, debido a que ambos países
comparten características similares, como una población envejecida y dispersa
en el medio rural dado su carácter insular.
Esta delegación
quedo sorprendida de la capilaridad que la farmacia rural dota al modelo
español y del funcionamiento de los servicios de guardia, soportado por estas
farmacias. En Japón muchas poblaciones rurales, incluso de cierta entidad
poblacional, no disponen de servicio farmacéuticos, porque el modelo Japonés está
liberalizado y por supuesto el servicio de guardias es voluntario y esta
convenientemente retribuido cobrándose un suplemento sobre los precios en
horario nocturno.
A diferencia
de sus antepasados, estos japoneses no les quedaron ninguna gana de quedarse de
boticarios rurales en España, porque vieron la penalidad que soportan los farmacéuticos
rurales en España y prefirieron volverse para Japón.
Anécdotas al
margen, deberían pensar aquellos que deciden la importancia de la farmacia
rural para la continuidad del modelo Español, y el abandono en que la tienen sumida.
Francisco González
Lara