lunes, 27 de julio de 2015

Tareas pendientes en farmacia rural

Correo Farmacéutico publica hoy una Tribuna de Opinión de nuestro compañero Francisco González Lara, farmacéutico en Castillo de las Guardas (SEVILLA) y vicepresidente de la Sociedad Española de Farmacia Rural (SEFAR).

Aquí la compartimos con vosotr@s,

Abrazos para tod@s,
Javier



Los farmacéuticos rurales, en las últimas décadas, han tomado conciencia de la especial precariedad de su ejercicio profesional. Y en paralelo, de la importancia que tienen para la sostenibilidad del modelo como uno de los argumentos principales para la defensa del mismo. 

Su compensación económica escasa y la especial dedicación de estos farmacéuticos rurales,  que pueden llegar a estar disponibles durante 24 horas diarias, los 365 días del año, con muy escasas o nulas contrapartidas económicas por ello, les ha llevado a tomar conciencia de un escenario injusto.

El peligro de que esta situación pusiera en riesgo el actual modelo, ha generado la toma de algunas medidas conducentes a mejorar la situación de la farmacia rural. Pero podríamos preguntarnos: ¿Han sido suficientes?, evidentemente la respuesta desde la óptica de la farmacia rural es rotundamente no.

La escasa compensación se ha intentado paliar con las ayudas a las farmacias VEC, que debe considerarse como un primer paso, no como un punto y final, pues claramente son insuficientes y no solucionan la precaria economía de las farmacias rurales. Una solución como el “Céntimo Solidario”, propugnada por la SEFAR hubiera sido más justa y equitativa, y a la larga más beneficioso para el conjunto de la profesión, con el Decreto de ayuda a las VEC la administración toma posición en el conjunto de las farmacias esenciales para el modelo, con los peligros que ello puede conllevar para la profesión.

En cuanto a las guardias, es cierto que con las diferencias y matizaciones de las diferentes autonomías se han conseguido algunos avances, gracias a la comarcalización. Pero no los suficientes para solucionar este problema a la totalidad de las farmacias rurales.

Si una persona está condenada a muerte y le condonan la pena por cadena perpetua, desde fuera se puede pensar que será un alivio para ella, pero si eres inocente, lo que deseas es que te pongan en libertad. En resumen, si haces 365 guardias al año y pasas a 187, es un alivio, pero sigue siendo una carga insoportable.

La solución de las guardias rurales llegara cuando la administración tome conciencia que no puede exigir un servicio, porque sea a coste cero, cuando ella en la misma población no lo está dando, o en caso de prestarlo le supone un costo.

Por otra parte, la profesión tiene que tomar conciencia que los compañeros que están en el medio rural, en la mayoría de los casos, no han tenido otra opción para ejercer su profesión dentro de un modelo regulado, y por tanto, el argumento, nunca expresado públicamente pero que subyace en muchos, que ya sabían dónde iban, se cae por su propio peso.

Por último, la profesión tiene que asumir que las guardias no son de cada farmacia en particular, en un modelo regulado, las guardias obliga al conjunto de la profesión, y si las mismas ayudan a sostener el modelo, aquellos compañeros que soportan un  número desproporcionado deben recibir una compensación.

La pregunta del  millón seria quien tiene que compensar las guardias, la administración que las exige sabiendo que en muchos casos no son necesarias, pero que por su coste cero, compensa la ausencia de otros servicios sanitarios. O las tendría que compensar la profesión, que ofrece un servicio que da validez a un modelo regulado, pero que en la práctica soportan de manera desproporcionada un número pequeño de farmacias, que además son las económicamente más precarias.

Quizás, si ambas partes tuvieran que poner recursos para el mantenimiento de las guardias rurales, la solución del problema estaría mucho más cerca.