miércoles, 27 de mayo de 2020

DESDE LA ATALAYA DEL CASTILLO


 “Cualquiera puede sostener el timón cuando el mar está en calma” (Publilio Siro)

La batalla es inminente, en las trincheras los hombres reflejan en sus caras la tensión previa al momento de saltar del refugio que les brinda la trinchera y encontrarse en tierra de nadie. Sus miradas buscan con ansiedad las de sus oficiales escudriñan lo más nimios detalles buscando un resquicio de seguridad en su mirada que les permita superar sus miedos y salir a esa tierra devoradora de hombres.

Suenan los silbatos, hay oficiales que saltan los primeros y sin mirar atrás, sin pensar en sus vidas corren los primeros esperando que les sigan sus hombres, su ejemplo da ánimos a sus subordinados que le siguen sin dudarlo un instante.

Por el contrario, otros empujan desde la seguridad de la trinchera a sus hombres fuera del refugio esperando que sean ellos los que soporten lo mas duro de los momentos iniciales de la batalla, hombres que se sienten solos, abandonados por quien tiene que liderarlos y viven con toda crudeza el desamparo más absoluto.

Estas imágenes han sido recurrentes en mi mente durante muchas etapas de esta pandemia que hemos vivido, he visto quien se ha crecido y ha dado lo mejor de sí y otros que se han visto superados, por su falta de capacidad, por sus miedos y por su falta de liderazgo. En una situación limite como la que hemos vivido se pone de manifiesto la verdadera naturaleza de las personas.

Hoy cuando estamos viviendo lo que parece el fin de esta pesadilla, seria el momento para que todos reflexionáramos y viéramos con quien nos identificamos, si han estado delante de nosotros asumiendo riesgos sin importarles equivocarse o nos dejaron solos ante una situación nueva y se quedaron paralizados sin saber que hacer.

Lógicamente los casos han sido múltiples, tenemos que apoyar aquellos que han demostrado su valía y su liderazgo en esta situación crítica y pedirles a quien no ha sabido estar a la altura de las circunstancias que de un paso al lado.

Muchos les gustaría que todo volviera a ser igual después de esta crisis, pero desgraciadamente lo que nos espera es una situación de posguerra, con una crisis de dimensiones desconocidas y por tanto necesitamos al frente de nuestras instituciones personas que hayan demostrado su valía y capacidad en situaciones límites, porque solamente ellos podrán liderar el nuevo paradigma para la profesión que nos permita superar y salir renovados como grupo de la crisis que se avecina.

Francisco Gonzalez Lara