La Cadena
De las muchas acepciones que recoge el Diccionario de la RAE sobre la palabra cadena, la que quizás expresa mejor la situación que está ocurriendo en Castilla-La Mancha puede ser ésta:
Cadena: Sucesión de hechos, acaecimientos, obras, etc., relacionados entre sí.
La cadena de distribución -en este caso del medicamento-, es todo el proceso que transcurre desde la fabricación de este producto hasta su puesta a disposición al paciente, y para que esto suceda, todo el proceso ha de estar engrasado correctamente, porque de lo contrario corremos el riesgo de que una fricción excesiva acabe por hacer saltar un eslabón de la misma, generalmente el más débil.
El eslabón más débil adquiere relevancia por ser el primero en saltar pero no es el único que sale perjudicado por ello, ya que lo que se produce es una reacción en cadena que acaba salpicando, en mayor ó menor medida, a todos los que la forman.
Con independencia de la gestión que se haya podido llevar a cabo en dicha CCAA hasta el vuelco electoral que tuvo lugar en Mayo, y del mayor ó menor número de facturas impagadas que pueda haber escondidas en los distintos cajones, lo cierto y verdad es que la que ha roto la cadena ha sido la Administración autonómica actual al anunciar que no hay dinero para pagar, y lo que es más sangrante y con un cierto punto chulesco, decir que esta situación no cambiará, al menos hasta final de año.
Si se lleva este debate, como se dice vulgarmente, a la calle, todos y cada uno de los preguntados podrían llegar a comprender esta situación en el contexto de crisis presupuestaria actual, pero este nivel de comprensión alcanzaría seguramente sus niveles más bajos al comprobar la ausencia de noticias que hablen de impagos a otros profesionales de la atención primaria como los médicos ó los enfermeros.
La credibilidad de la afirmación de que no puede hacerse frente al pago de esta deuda heredada también se pone seriamente en entredicho cuando, una vez asumido el mando, se hace pública una situación económica muy precaria y de aparente caos -por lo del montón de facturas en los cajones-, y poco después se descuelga con un incremento salarial de distintos asesores de esta CCAA (ó personal de confianza), todo ello también poco antes de irse de vacaciones porque, ya pueda estar el asunto como esté (y según se lee debe estar muy mal), los que tienen la suerte de poder tomarse unos días (ó muchos) no parecen estar dispuestos a perdérselas.
Este último anuncio (el del incremento salarial) no deja de ser una mera cuestión de imagen, pero ante la opinión pública envía un mensaje de apriétate tú que a mí me da la risa y, realmente estos detalles deben cuidarse porque se corre el riesgo de que los que votaron buscando un cambio puedan percibir la continuidad de un más de lo mismo, y esto, aunque es malo para el partido político en cuestión, es peor para el sistema por el que se rige la Sociedad.
La imagen es algo muy importante, y más en esta era tecnológico-mediática que nos ha tocado vivir y, por desgracia, la profesión farmacéutica también arrastra un Sambenito generalizado de gente pudiente y acomodada que transforma en justificable la permanente actuación sobre ella, de forma lineal e indiscriminada.
Pero quiero dejar a un lado la imagen y otras interpretaciones que también se me han pasado por la cabeza, tras leer entrelíneas lo que parecía responder a estrategias políticas que perseguían un sólo objetivo, para volver a la cadena que hasta los impagos funcionaba.
Y funcionaba porque -aunque pueda parecer de primero de colegio-:
Si se lleva este debate, como se dice vulgarmente, a la calle, todos y cada uno de los preguntados podrían llegar a comprender esta situación en el contexto de crisis presupuestaria actual, pero este nivel de comprensión alcanzaría seguramente sus niveles más bajos al comprobar la ausencia de noticias que hablen de impagos a otros profesionales de la atención primaria como los médicos ó los enfermeros.
La credibilidad de la afirmación de que no puede hacerse frente al pago de esta deuda heredada también se pone seriamente en entredicho cuando, una vez asumido el mando, se hace pública una situación económica muy precaria y de aparente caos -por lo del montón de facturas en los cajones-, y poco después se descuelga con un incremento salarial de distintos asesores de esta CCAA (ó personal de confianza), todo ello también poco antes de irse de vacaciones porque, ya pueda estar el asunto como esté (y según se lee debe estar muy mal), los que tienen la suerte de poder tomarse unos días (ó muchos) no parecen estar dispuestos a perdérselas.
Este último anuncio (el del incremento salarial) no deja de ser una mera cuestión de imagen, pero ante la opinión pública envía un mensaje de apriétate tú que a mí me da la risa y, realmente estos detalles deben cuidarse porque se corre el riesgo de que los que votaron buscando un cambio puedan percibir la continuidad de un más de lo mismo, y esto, aunque es malo para el partido político en cuestión, es peor para el sistema por el que se rige la Sociedad.
La imagen es algo muy importante, y más en esta era tecnológico-mediática que nos ha tocado vivir y, por desgracia, la profesión farmacéutica también arrastra un Sambenito generalizado de gente pudiente y acomodada que transforma en justificable la permanente actuación sobre ella, de forma lineal e indiscriminada.
Pero quiero dejar a un lado la imagen y otras interpretaciones que también se me han pasado por la cabeza, tras leer entrelíneas lo que parecía responder a estrategias políticas que perseguían un sólo objetivo, para volver a la cadena que hasta los impagos funcionaba.
Y funcionaba porque -aunque pueda parecer de primero de colegio-:
- El laboratorio vendía el producto al distribuidor y el distribuidor lo pagaba.
- El distribuidor vendía el producto a la farmacia y ésta lo pagaba.
- La farmacia ponía a disposición del paciente el producto y, tras pasar la factura a la Administración, ésta lo pagaba, a 30, 40 ó 50 días, pero lo pagaba.
La Administración ha cortado la cadena al nivel de este último punto, y además ahora quiere que la OF la continúe con su propio aval a pesar de no disponer de fecha de cobro a la vista.
Aunque en esta situación, todas las OF están afectadas, es conocida y reconocida por todos la precaria situación económica de muchas OF rurales ubicadas en pequeños municipios, a las que, si en una situación normal ya no cubren casi los gastos, pensar que van a poder avalar a varios meses vista un impago de factura, lo que refleja es un desconocimiento total de cómo funciona este sector ó al menos de cómo se encuentra.
Hay muchos hilos de los que tirar y vuelven a aflorar (aunque aún no han salido a la luz) intereses encontrados de determinad@s representantes de la farmacia que, ante una situación como ésta, se vuelven a encontrar en la diatriba de qué parte defender.
La situación es dura y aquí cada uno tiene que tener claro qué y a quién defiende, al igual que también hay que tener claro qué sistema queremos y si queremos mantenerlo.
Creo que la cadena en cuestión, la del medicamento, merece la pena mantenerla, no ya por su importancia económica sino por su importancia social y sanitaria. Creo también que esto facilitaría entender las prioridades y el qué, cómo y dónde recortar, porque si aún no le ha quedado claro a algunos, los recortes se han hecho por los que han estado, se harán por los que están y tened muy seguro que también lo harán los que vendrán.
Desde el pueblo más pequeño de la provincia de Sevilla....
Un fuerte abrazo a tod@s, en especial a todos los que no cobran
Aunque en esta situación, todas las OF están afectadas, es conocida y reconocida por todos la precaria situación económica de muchas OF rurales ubicadas en pequeños municipios, a las que, si en una situación normal ya no cubren casi los gastos, pensar que van a poder avalar a varios meses vista un impago de factura, lo que refleja es un desconocimiento total de cómo funciona este sector ó al menos de cómo se encuentra.
Hay muchos hilos de los que tirar y vuelven a aflorar (aunque aún no han salido a la luz) intereses encontrados de determinad@s representantes de la farmacia que, ante una situación como ésta, se vuelven a encontrar en la diatriba de qué parte defender.
La situación es dura y aquí cada uno tiene que tener claro qué y a quién defiende, al igual que también hay que tener claro qué sistema queremos y si queremos mantenerlo.
Creo que la cadena en cuestión, la del medicamento, merece la pena mantenerla, no ya por su importancia económica sino por su importancia social y sanitaria. Creo también que esto facilitaría entender las prioridades y el qué, cómo y dónde recortar, porque si aún no le ha quedado claro a algunos, los recortes se han hecho por los que han estado, se harán por los que están y tened muy seguro que también lo harán los que vendrán.
Desde el pueblo más pequeño de la provincia de Sevilla....
Un fuerte abrazo a tod@s, en especial a todos los que no cobran
PD: Huelga decir que la cadena no se circunscribe al ámbito de la CCAA objeto de estas reflexiones, y que ésta es perfectamente aplicable a cualquier gestor de otra.
2 comentarios:
Excelente artículo. Si esto es lo que nos espera con un cambio de gobierno, Dios nos coja confesados. Cuando nuestros cada vez menos distinguidos representantes políticos quieran darse cuenta del colosal error que están cometiendo, tal vez sea demasiado tarde. Un saludo,
Jaime
Publicar un comentario