Estamos en esos momentos de calma tensa que anteceden a la
tormenta perfecta.
Lo más peligroso es la parálisis frente al desastre que se
intuye, nos atenaza el miedo de no tener un plan preparado con el suficiente tiempo y decisión.
Algunos me dirán que soy pájaro de mal agüero, de hecho ya
hace años que me lo dicen, pero no puedo evitar decir lo que pienso:
1 La crisis económica
2 La insuficiencia de los presupuestos públicos
3 La excesiva dependencia del sector de los presupuestos públicos
4 La estructura minifundista del sector
5 La fragilidad de la economía de la Distribución Farmacéutica
6 La escasa innovación de productos y servicios ofrecidos
por el sector
7 El exceso de individualismo
8 Los escasos proyectos empresariales de las organizaciones
que aglutinan al sector.
9 La poca cultura emprendedora de nuestras organizaciones
corporativas.
10 La retribución profesional ligada exclusivamente al precio
y al margen del producto dispensado.
Todos
esos aspectos nos dejan bastante desprotegidos frente
a las decisiones que deberá tomar el Gobierno que saldrá de las
elecciones del "20N". Es cierto que continuamos aportando valor con
nuestra extrema capilaridad y accesibilidad, y también lo es que
mantenemos una situación de confianza y credibilidad profesional
con los usuarios del servicio, pero sólo con eso no va a ser
suficiente para plantar cara a la necesidad de buscar la eficiencia, a
la imperiosa necesidad de disminuir el déficit y a la aplicación del
recetario liberal que se intuye va a intentar aplicar el
Gobierno del PP.
Debemos olvidar viejos vicios e intentar el cambio. De una
forma decidida, sin prisas- de acuerdo- pero sin pausa porque el tsunami se acerca.
¿He logrado transmitir optimismo, o es una muestra más del pesimismo
que muchos me atribuyen?
Francesc Plà
(*) Texto publicado también en Higia Comunidad y reproducido de nuevo en este blog bajo permiso de su autor
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