Solo el necio confunde valor y precio. Poner en valor el ahorro en la factura en farmacia (muchas veces erróneamente presentado como Gasto Sanitario) tiene un coste en resultados de salud no cuantificados en ningún estudio publicado.
Todas las Administraciones nacionales y autonómicas de cualquier partido político han dado siempre por buenos los datos de ahorros en farmacia.
Ya en tiempos de bonanza económica, antes incluso de que oficialmente comenzara esta maldita crisis, un enemigo a batir institucionalmente hablando por los responsables políticos era el Gasto en Farmacia sin valorar los efectos contraproducentes que esos ahorros ocasionaban tanto en la salud de la población que recibe la medicación como los daños ocasionados a todos los niveles de la cadena del medicamento tanto en su vertiente de investigación, como la producción, la distribución y la dispensación del medicamento.
Los problemas de liquidez que está ocasionando la crisis están provocando políticas en las que esos ahorros en farmacia adquieren una mayor importancia si cabe para los responsables políticos quienes están promulgando una legislación en materia farmacéutica con efectos devastadores para todo el sector especialmente desde hace dos años.
Como reacción a este nuevo escenario sobrevenido una parte de la representación institucional de la profesión farmacéutica está proponiendo un cambio en el modelo retributivo de la Oficina de Farmacia.
Sólo el tiempo dirá si estas alternativas propuestas por parte de nuestros representantes beneficiarán o perjudicarán a la profesión en su conjunto pero muchos de los que hasta la fecha hemos hecho del medicamento el eje de nuestra vida profesional tenemos la sensación de estar en un tiempo de prórroga del modelo farmacéutico vigente en una especie de partido cuyo resultado final no se sabe aún si a ser el triunfo de las motivaciones meramente económicas o por el contrario van a vencer los argumentos realmente sanitarios.
Cristóbal Cabrera
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