lunes, 3 de septiembre de 2012

DESDE LA ATALAYA DEL CASTILLO (VII)

ES DESCABELLADO PENSAR Son varios meses sin asomarme a la atalaya, pero no es debido a dejadez o falta de interés, quizás es temor a lo que se divisa desde ella. El verano toca a su fin, como muchos compañeros rurales he seguido con mi rutina al frente de la farmacia, las vacaciones son para otros, al menos no tendré la famosa depresión pos vacacional. Aunque este año se habla mucho menos de ella, posiblemente porque lo que temen muchos, los que le quita el sueño, no es reincorporarse al trabajo, sino haberlo perdido. Aunque en verano hay mas animación en el pueblo, los añorados veraneantes, las tardes interminables, se alargan como un animal pesado y somnoliento, tardes de ensoñaciones y elucubraciones donde la mente vuela por territorios prohibidos. Y en una de estas tardes, mi mente se entretiene con ideas, posiblemente fruto de este ambiente asfixiante, descabelladas. Porque descabellado es pensar que igual que pedimos a nuestros políticos que optimicen los recursos públicos, que reduzcan duplicidades en la administración, que racionalicen el gasto de nuestras autonomías, también sería lógico que nuestros dirigentes corporativos trabajaran en este sentido. Actualmente nos encontramos con una triple administración corporativa, los Colegios Provinciales, los Consejos Autonómicos y el Consejo General. Estando sustentado todo este entramado por las cuotas de todos los colegiados, que cada vez resultan más gravosas para mayor número de farmacias Es descabellado pensar, que sería deseable que se redujera esta administración corporativa, que se simplificara y que se evitaran duplicidades, de las cuales todos tenemos en la mente numerosos ejemplos. Que de la misma manera que se pide desde algunas instancias corporativas que ciertas farmacias rurales desaparezcan, se transformen en farmacias auxiliares, y den lugar a farmacias más viables, también sería lógico la agrupación de colegios en otros supra provinciales, con pequeñas delegaciones en cada provincia, lo que llevaría a ser más efectivos y menos costosos para los colegiados. Algo que ponen en práctica otras profesiones y que no supondría ningún problema práctico aplicando las nuevas tecnologías. Es descabellado pensar, que quizás muchos Consejos Autonómicos estar hipertrofiados y que podrían adelgazar sus presupuestos no solapando funciones con el Consejo General. Es descabellado pensar, que cuando la propia corporación, mediante costosos informes, pone de manifiesto la disminución alarmante de la facturación de las farmacias en estos últimos años, esta depreciación en el negocio debería reflejarse en una bajada similar en los presupuestos corporativos. Y por último, es descabellado pensar, que muchos de nuestros dirigentes estarían dispuestos a iniciar reformas en el entramado corporativo por el bien de la profesión y de los colegiados, aunque eso suponga la perdida para muchos de sus pequeños reinos de taifas. Francisco González Lara

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