Las
últimas medidas derivadas de la publicación del RDL 16/2012 han
supuesto el mayor cambio que he conocido hasta ahora. La situación
económica del Estado, de las familias y de las empresas es muy
complicada, y estimo tardará en recuperarse, lo que repercute en
todos y cada uno de los servicios que se prestan, públicos y
privados. En referencia a la aplicación del copago a los
pacientes pensionistas, lleva tiempo y esfuerzo explicar a todos
ellos que tienen que aportar una cantidad para que siga siendo
sostenible el sistema sanitario. Gran parte del trabajo divulgativo
ya está hecho por los medios de comunicación, sobre todo la
televisión, y ahora toca trasmitir y aplicar la realidad de las
decisiones tomadas por el Gobierno. Mi percepción es que la
población jubilada está muy preocupada con la crisis que se sufre y
acepta las medidas y siente que puede empeorar la situación
afectando a la cuantía de sus pensiones.
La
desfinanciación de medicamentos esta circunscrita a unas pocas
especialidades, veremos en septiembre con la salida de más de 400
especialidades. Hasta ahora no he recibido quejas significativas al
respecto. La compra de medicamentos desfinanciados, como ha
ocurrido en otras ocasiones, se reduce y la prescripción se deriva o
otros más caros. Algunos prefieren el medicamento que llevan tomando
desde hace años pero son los menos.
La
oferta de una cartera de servicios propia de la oficina de farmacia
rural y que amplíe la del sistema nacional de salud es algo que
queda muy bien sobre el papel, en los congresos, encuentros,
simposios... pero convencer a “Fulgencio” que tiene que pagar al
farmacéutico por un servicio nuevo del que no percibe tangiblemente
su necesidad me parece un gran reto. En estos momentos se viene
ofreciendo desde la Oficina de Farmacia de Zarzuela del Monte,
Segovia, donde ejerzo, el seguimiento de pacientes polimedicados,
programa ADCOM, que se está implantando en Castilla y León. Nos
encontramos en los estadios iniciales y, seguramente, después del
verano se desarrollará en profundidad. Un servicio añadido como es
el seguimiento farmacoterapéutico, con historias clínicas de cada
paciente, es un trabajo que podía ser útil y servir como una
herramienta para mejorar el uso racional que se pretende dar al
medicamento y conseguir con ello ahorros en la factura en fármacos.
El pago por este servicio me gustaría fuera a cargo de fondos
públicos, pero dada la circunstancias actuales es claro que no es
posible.
La
relación de los farmacéuticos rurales, por lo que comento con mis
colegas, suele ser muy buena con el resto de sanitarios de la Zona
Básica de Salud. Para mejorar la relación medico-farmacéutico y
aumentar la eficacia de los todavía sin completar equipos
multidisciplinares podrían convocarse reuniones de zonas básicas
con todos los profesionales sanitarios que trabajan para el sistema
público y llevan a efecto la prestación medico-farmacéutica de la
seguridad social –que poco se oye ya lo de seguridad social-.
La
gestión de la farmacia rural no es complicada, lleva tiempo, pero es
sota-caballo-rey. Compras a proveedores buscando la excelencia, pagos
intentando evitar intereses, rotaciones de existencias al máximo,
revisión de caducidades, búsqueda de la mayor optimización
tributaria, reducción de gastos hasta niveles inigualables... pero
de donde no hay no se puede sacar. La falta de personal para realizar
inventarios con mayor frecuencia y también para una mejor formación
del titular, así como para un correcto descanso hacen que con el
paso de los años la gestión de la farmacia rural, por mucho que se
perfeccione, no pueda alcanzar mejores rendimientos.
Andrés
Reviriego.
No hay comentarios:
Publicar un comentario