miércoles, 22 de agosto de 2012

La Universidad Artesana

Suelo participar en Synaptica, bueno, más bien ellos suelen reproducir algunos artículos de los que escribo en este blog para colgarlos en dicha web.

En esta ocasión voy a hacer lo propio pero a la inversa con uno de sus post: "La Universidad Artesana". En él se esclarece parte del anuncio que tenemos en la parte superior de este blog, y que hace referencia a la que vamos a liar en El Madroño en el mes de Octubre y en el que la SEFAR tiene parte importante....os lo dejo para que vayáis haciendo boca...

Abrazos,
Javier

Un curso de extensión universitaria sobre Salud y Comunidad Rural como tanteo exploratorio para un rediseño cultural 
 
Alfonso Pedrosa. Siento un respeto reverencial por la Universidad. Por la misma idea de Universidad. Por su misión nuclear de generar conocimiento y difundirlo. Por su inutilidad esencial, que es a la vez su gloria y su condena. Dos veces en su larga historia, únicamente dos veces, la Universidad no ha sabido leer la realidad de su entorno, embarrancando en la mediocridad. Y lo ha pagado, lo está pagando, con creces. La primera vez fue ante el amanecer de la revolución científica del XVII. La segunda, ante el advenimiento de la cultura industrial del siglo XX y su prolongación natural en la más actual subcultura del consumo. Son procesos emparentados: en realidad, constituyen un solo movimiento pendular que explica el origen y la consecuencia de esa degeneración que condujo a la pérdida de sentido. El origen es la renuncia a reconocerse como lugar del conocimiento universal, el abominar de una parte de la realidad como objeto de estudio. La consecuencia es su rendición ante el poder, la pérdida de su independencia. La aniquilación de la libertad intelectual. Sin embargo, tengo la certeza de que la Universidad puede aún reconciliarse con el mundo, con la gente y que, precisamente gracias a ello, puede volver a acometer la tarea de reedificar el dique contra la barbarie que un día fue su razón de ser. Por eso se me antojan especialmente relevantes, por su valía cartográfica, algunas salidas de descubierta que, de cuando en cuando, acometen personas de la comunidad universitaria a extramuros de la institución. Esas iniciativas, cuando están diseñadas desde la honestidad y la inteligencia, desde eso que me gusta llamar la conspiración de la gente decente, suelen desembocar en hermosos fenómenos de mestizaje. Ahora tengo la suerte de participar en una de ellas: el primer curso de extensión universitaria sobre Salud y Comunidad Rural de la Universidad de Sevilla.
 
Este texto se corresponde con parte de un texto ubicado en Synaptica. Si quieres leerlo al completo, pica aquí

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