Son estos días, momentos donde el vino y el champán inundan los manteles de las múltiples cenas a las que asistimos, una excusa perfecta para ver a los amigos que hace tiempo que no ves ó motivo de reencuentro entre los miembros de las familias.
Estas reuniones son propicias para descargar tensiones, compartimos risas y abrazos pero una vez concluyen los ágapes y las posteriores copas, volvemos a casa y el tiempo húmedo (por fin, al menos aquí en el Sur) y frío nos hace recluirnos en torno a la "mesa de camilla", para disfrutar de la compañía del adorado brasero.
Son momentos de fiesta pero, al mismo tiempo, son días tristes porque siempre nos falta algún ser querido, nos asalta la nostalgia y nos dejamos embriaguar por ese ambiente sensible que también aparece por estas fechas, un sentimiento que se desliza como la niebla impregnándonos de una sensación de vacío interior, de falta de plenitud a pesar de los opíparos manjares que podamos degustar en los banquetes navideños.
Fechas para recordar a los seres queridos, tristes, pero también llenas de esperanza, un sentimiento de que el año termina y con él las suertes ó desgracias que nos haya deparado, un sentimiento, ilusorio ó no, de que comienza un año nuevo, un año en el que siempre esperamos que sea al menos como el que termina pero, siempre con la ilusión de que sea mejor.
Con este deseo final, espero que disfruteis unas FELICES FIESTAS y un año cargado de salud y felicidad para todos vosotros y para todos los que nos rodean, los que en definitiva están cada día junto a nosotros dándonos su cariño y su apoyo.
Desde el pueblo más pequeño de la provincia de Sevilla.....
Un fuerte abrazo a tod@s,
Javier
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