El pariente pobre
Desde su nacimiento, CF se ha empeñado en escuchar y transmitir la opinión del farmacéutico de base, el que está al pie del cañón cada día, en la botica, en el hospital, en el laboratorio...
Francisco J. Fernández 23/04/2007
El que está, en definitiva, haciendo la Farmacia. Y esto no significa discutir el valor y alcance de la voz de sus representantes profesionales e institucionales, sino, al contrario, no renunciar a la riqueza que para el continuo debate constructivo que propone el periódico supone contrastarla con lo que piensan las llamadas bases.Por eso en las páginas de CF, empezando por la primera, se han recogido siempre opiniones, propuestas y experiencias de farmacéuticos de toda España que respaldan o sirven de contrapunto a las de sus líderes y que ponen su relevante grano de arena a la construcción del futuro.Un paso más en este objetivo ha sido el inicio, la semana pasada, de la serie de debates Encuentros sobre el terreno, que cuenta con el apoyo del Consejo General de Colegios y que busca abordar en profundidad grandes asuntos que ocupan a la farmacia desde el punto de vista de profesionales de a pie.El primer encuentro se dedicó a los retos de la farmacia rural.Se dijeron cosas muy interesantes y, sobre todo, se dijeron con la franqueza de quien cuenta su experiencia y su verdad, con la libertad de quien no se siente representante más que de sí mismo y con la seguridad del que habla de la propia vivencia, lo que redunda en un importante valor añadido que nos anima a pensar que la serie va a tener el gran interés que preveíamos.Pero otra lectura interesante que permitió ese debate fue la del acercamiento de primera mano a la realidad de la farmacia rural, una realidad más relevante de lo que puede parecer. Un par de datos: uno, casi la mitad de las boticas españolas facturan menos de 300.000 euros brutos al año, según las cifras que ofrecía la semana pasada la presidenta de FEFE, Isabel Vallejo, en la presentación de un informe sobre la situación económica de la farmacia española (ver última página). Y dos, más de dos mil farmacias están en poblaciones de menos de mil habitantes.Dolores de cabezaEn medio de un entorno farmacéutico en el que se discute, en general, de liberalización, de cadenas de farmacias, de sociedades profesionales..., y, en particular, de aumento de la venta directa, de marketing, de gestión de recursos humanos..., unos farmacéuticos, rurales, hablan de la necesidad de buscar acuerdos con los colegas de poblaciones cercanas para organizar las guardias y disponer de algunos fines de semana libres, de dificultades para encontrar adjuntos o sustitutos, de continuas faltas de productos que no llegan a ser un problema de salud pero sí un dolor de cabeza para el boticario, de dificultades de acceso a la formación por las distancias, la orografía y la falta de sustituto en una botica que en muchos casos lleva el titular con su auxiliar...Hablan también de una farmacia en la que quizá no se practica una atención farmacéutica normalizada -tampoco en la mayoría de las urbanas-, a la que los expertos señalan que hay que aspirar, pero sí se cultiva una relación muy estrecha tanto con el paciente como con el médico del consultorio o el centro de primaria que hace del boticario ese profesional sanitario verdaderamente imbricado en el sistema de salud hacia el que parece querer caminar el conjunto del sistema.Pinta la botica rural una realidad bien distinta a la de las restantes farmacias, de grandes poblaciones o de entornos comerciales o turísticos, el cuadro de una farmacia española quizá no tan homogénea como se pretende cuando se habla de cifras económicas o incluso, digamos, culturales. Hay una realidad básica y común en la farmacia española, el hecho de que un producto que se comercializa en España está a disposición de todos los pacientes del país a la vez y al mismo precio, servido por un profesional bien preparado.Pero sobre esa base única se levanta una realidad más heterogénea que a veces puede perderse de vista.Cuando se habla de la farmacia española habría que pensar en estas grandes diferencias. Habría que matizar, entonces, cuando se habla de una farmacia rica o al menos muy acomodada económicamente.Y, del mismo modo, cuando se asiste a un pulso como el que sostienen distribuidores y laboratorios, alimentado por el comercio paralelo y las nuevas estrategias empresariales, no hay que perder de vista que los problemas que sobrevengan no serán los mismos para las grandes farmacias que para las pequeñas, mucho más dependientes de la Distribución para poder ejercer su labor.Cuando se habla de modelo español de farmacia hay que tener en cuenta a un buen número de boticas más humildes, de recursos más limitados, con unas preocupaciones e idiosincrasia particulares pero que dan sentido último al modelo y que todos, farmacéuticos, instituciones y administraciones sanitarias, no deben olvidar -como a ese pariente pobre del pueblo del que el nuevo rico huyecuando debaten sobre el futuro de ese modelo.
Cartas al Director. Correo Farmacéutico. 23 de Abril de 2007
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