jueves, 24 de octubre de 2019

DESDE LA ATALAYA DEL CASTILLO


COLEGIOS FARMACEUTICOS PASADO PRESENTE Y ……..

El siglo XIX está caracterizado por el paso del boticario artesano de siglos pasados que aprendía junto a un maestro en la más clásica tradición gremial, a un nuevo profesional con preparación científica que estudia en la universidad y toma los hábitos colectivos de las demás profesiones liberales.

Paralelamente se va a desarrollar un modelo caracterizado por la libertad de establecimiento y un reforzamiento del monopolio profesional sobre el medicamento debido a la promulgación de la Ley de Sanidad de 1855 y las Ordenanzas de farmacia en 1860.

Los Colegios farmacéuticos proliferan durante el siglo XIX cubriendo sus intereses profesionales con estatutos que le convertían en instituciones científicas. Su fuerza se debe a un fuerte sentimiento gremialista heredado de etapas anteriores que nunca se perdió en su totalidad y al impulso recibido del pensamiento liberal hacia la agrupación de los farmacéuticos.

Este asociacionismo, surgido de la confluencia de esta circunstancia, tiene sus peculiaridades propias, que dan características diferenciadoras de las demás estructuras corporativas del modelo liberal, la existencia de intereses económicos comunes, reforzados posteriormente por los profesionales.

El nuevo sistema de colegiación surge de lo dispuesto en la Ley de Sanidad de 1855 en su artículo 80, más tarde en 1877 se promulga  la Ley de Asociaciones a la cual se ajustaron los Colegios de Farmacéuticos por ser Corporaciones de Derecho Público. Todos estos intentos de asociacionismo durante las últimas décadas del siglo XIX se siguen caracterizando porque la pertenencia a estos Colegios sigue siendo voluntaria. Por ello, en 1916 se estableció por Real Decreto la obligatoriedad de pertenencia a los mismos.

No es hasta diciembre de 1917, por Real Orden del Minis­terio de la Gobernación, cuando se establecen unos Estatutos Obligatorios de los Colegios Farmacéuticos, incluyendo la inscripción obli­gatoria para ejercer la profesión. Como objetivo de la colegiación se señalaba el mejoramiento profesional y el mutuo apoyo de la clase farma­céutica.

Los Colegios que van surgiendo en toda España a partir de este momento son los antecesores de los actuales, en esta primera etapa se caracterizan porque sus miembros son exclusivamente titulares de oficinas de farmacia, los cargos en los mismos se renuevan con una periodicidad corta y sus presupuestos son modestos. Como ejemplo significativo el presupuesto del Colegio de Sevilla para el año 1933 era de 25.452 pesetas.

Esta dinámica de los colegios cambia a partir del año 1944, cuando una vez implantado el Sistema Nacional de Salud, los colegios se ven obligados a establecer servicios de tasación de las recetas oficiales del recién instituido Seguro de Enfermedad. Esto se ve reflejado en los presupuestos colegiales y en Sevilla el presupuesto de 1945 se ve incrementado hasta las 109067,48 pts. cuadriplicándose en poco más de una década. Para 1946 el presupuesto se duplica de nuevo  alcanzando un total de 211.040 pts. Y por primera vez vemos que una parte del presupuesto recae sobre un porcentaje de la facturación de las recetas del Seguro de Enfermedad, siendo en 1946 un 5% sobre la facturación que representan 60.000 pts.

La  aparición del Seguro de Enfermedad y la tramitación de las recetas por parte de los Colegios permitirá que a partir de ese momento sus presupuestos se incrementen de manera muy notable, gracias al porcentaje que cargan a los colegiados como gastos de facturación.

A partir de los años 80 del siglo pasado aparece otro factor que influirá en la situación actual, los adjuntos de farmacia, figura desconocida anteriormente y que irán incrementando el  número de colegiados, siendo en la actualidad mayoría en los colegios.

Este panorama lleva a que actualmente la situación de los Colegios se caracteriza:

-Presupuestos muy importantes sufragados en un elevado porcentaje por los cargos sobre facturación de recetas, que no reflejan el coste real de este servicio.

-Mayoría de colegiados no titulares de oficina de farmacia que solo sufragan con sus cuotas de colegiación una parte mínima de los presupuestos.

-Remuneración de los cargos colegiales de una u otra manera, lo que lleva a la profesionalización de ellos y a la permanencia durante periodos muy prolongados.

-Por el origen de los ingresos que sufragan los presupuestos, una resistencia a cualquier cambio de modelo retributivo que haría replantear estos ingresos y por tanto los presupuestos.


FRANCISCO GONZALEZ LARA

1 comentario:

simon castillo dijo...

Excelente Obra seguro Pronto la leeré completa, me encanta leer sobre medicina y farmacia, les puedo recomendar también algunas lecturas interesantes que encontré en la web de Cefi.