martes, 20 de agosto de 2013

¿SEGUIMOS EL DISCURSO EXCELENTE?




Tres son las citas que más soplan en mi pensamiento este verano:




“El invierno sería largo y frio. Nadie sabía mejor que la hormiga lo mucho que se había afanado durante todo el...”



“...¿Qué es la vida? Un frenesí.¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción y el mayor bien es pequeño: ...”




“...nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar...”





¿Por qué estas tres citas?

La primera porque estamos en verano y a las aldeas de Castilla, como en otras zonas de la península, vienen a veranear gentes del pueblo que trabajan en las ciudades, mayoritariamente en Madrid. Es en agosto, fundamentalmente, cuando sube un poquito la facturación pero cada vez menos por aquello de no cobrar a partir de 8 euros en Madrid y sí aquí aunque luego se devuelva. Una faena para muchos pueblecitos que tenían un alivio en el estío.

Es ahora cuando respiramos un poco y no tenemos que sucumbir a las tentaciones consumistas que nos rodean y pueden hacernos descuadrar, más si cabe, nuestras maltrechas economías. Ya son muchos años de ciclo estacional para conocer el asunto.

¿Por qué Calderón y su Segismundo?

Al hilo de la cigarra, de la que difícilmente copiaremos su inconsciencia, podemos confundir la percepción de nuestra precaria situación si solamente nos fijamos en lo que incorporamos sin analizar la realidad en su plenitud. Como tantas veces he repetido, la ilusión por el cambio de nuestro entorno, a veces, nos hace perder referencias. 

En estos momentos algunos estamos con la vista puesta en la modificación del RD 823/2008, 5/2000 para entendernos. Albergamos la esperanza de que recoja lo que mal se hizo, en un principio, en el RD 9/2011 y que no es otra cosa que la incorporación en las tablas de índices correctores de márgenes, eso sí ahora bien hecho como legislación básica y de automático cumplimiento por las CC. AA., de tramos negativos que permitan a los titulares de boticas rurales disfrutar de una remuneración como la que tienen los farmacéuticos que trabajan para las administraciones públicas.

Nos parecemos a Segismundo. Él destas prisiones cargado y nosotros atados por la pierna a nuestro mostrador. Él salió y confundió la realidad con un sueño y nosotros nos creemos importantes e influyentes cuando nos sacan a la palestra para defender el modelo planificado en virtud de su capilaridad.

¿Por qué Manrique?

Porque estemos en lo cierto o errados, al final, todos llevaremos el mismo camino.
Defendemos...¿qué? ...¿Una profesión?...¿Un sector?...¿Para qué?... ¿Para sentirnos bien?...¿Para dejar un patrimonio a nuestros hijos?...  ¿¿¿???

Cada día que pasa, no se si estoy en lo cierto o es una ensoñación calderoniana, más me inclino por pensar que nuestra sociedad, no solo nuestra profesión, se parece a un gigante con los pies de barro. Puede ser de perogrullo pero la estructura piramidal de nuestro modelo farmacéutico: se necesitan que nuevos boticarios compren nuestras licencias hipotecándose de por vida... al igual que la estructura piramidal de la deuda pública: se necesitan compradores de deuda para pagar los intereses pues el capital no se contempla pagar... como la del sistema de pensiones: se necesitan nuevos cotizantes para pagar a los que se jubilan porque la caja de la seguridad social es insuficiente para cubrir las obligaciones y, además, está invertida en deuda pública... crece y crece. ¿Es un buen fundamento la máxima de a una hija el piso y al otro la botica? ¿Es un buen negocio dar un gran valor al fondo de comercio ahora que el negocio de la apertura es escasísimo?

En fin, dejo a todos ustedes, carísimos compañeros, la reflexión sobre los tres puntos que he citado.


Y muchas gracias a Javier Guerrero, gran persona, por brindar el espacio para que podamos hacer nuestros pinitos como articulistas.

Saludos,

Andrés C. Reviriego.





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