miércoles, 24 de abril de 2013

Reflexiones en la Soledad del Farmacéutico Rural (y XIX)

Imagen de la web de Venalink

MARÍA, LOS SPD Y LA CARTERA DE SERVICIOS...

María es una de esas sacrificadas madres de familia, ese soporte familiar que se ha encargado de administrar los escasos ingresos de cada humilde hogar.

María, nombre ficticio que nos sirve para nominar de forma genérica a todas estas amas de casa, es una de estas heroínas a la que, aunque le pongamos nombre, continua siendo anónima porque ejerce su actividad en la intimidad de los fogones ó tras la máquina de coser donde hace esos "arreglillos" de costura con los que contribuía a "estirar" aún más el único sueldo disponible para poder pasar el mes, aunque para ello debiera "dejarse los ojos" bajo la luz de la bombilla y empeorar la progresión de la artrosis, una indeseada compañera que no la abandonará hasta el final de sus días. Algunos han llamado a esto economía sumergida, yo lo llamo supervivencia, y suele aflorar cuando el concepto de comunidad en el que hemos basado nuestro modelo de convivencia no crea mecanismos de ayuda para los más desfavorecidos mediante la encomienda de gestión que los ciudadanos hemos otorgado a las Administraciones Públicas.

María vive en un bloque de pisos construido hace más de 30 años, una de esas colmenas donde habitan decenas de familias. Aún recorre el barrio cada día para llenar la cesta de la compra con productos destinados en su mayor parte al consumo familiar, aunque algunos tienen reservado un uso aún más importante para ella, ayudar a uno de sus hijos con algo tan aparentemente insignificante como una garrafa de aceite ó un Kg de plátanos ó de naranjas cuando venga a visitarla porque sabe que no está atravesando una buena situación económica y quiere echarle una mano con lo que buenamente puede. María conoce perfectamente su zona y sabe dónde puede comprar cuatro piezas de pan por 1 €, también sabe que si algún día en otra panadería ofrecen 5 por el mismo dinero no tendrá más remedio que cambiar de lugar de compra... la pensión de su marido es pequeña y con eso hay que comer y pagar la luz, el agua,...

La mujer joven de movimientos gráciles y ligeros es ahora una mujer que afronta el principio de su vejez. Menuda, con mirada limpia y aspecto sencillo, gestiona lo que muchos considerarían una miseria con suprema sabiduría, y pese a lo que pudiéramos pensar, es todo bondad y generosidad. Nunca ha querido nada para ella y desde un principio luchó cada día para que pudiera sobrarle algo que pudiera invertir en el bienestar de sus hijos, ya fuera en la ropa que ella nunca se pondría ó en los estudios que ni pudo ni podrá desarrollar.

María es polimedicada, presenta problemas de diabetes, hipertensión, "algo de corazón", tratamiento para un insomnio que era ocasional y que tras no revisarlo se ha hecho crónico, depresión, y por si fuera poco ahora hay que sumarle glaucoma y la incipiente artrosis. Últimamente ha detectado unos pequeños problemas de memoria, olvidos puntuales a la hora de encontrar las llaves de casa ó preguntarse simplemente si se ha tomado "las pastillas del azúcar". Anteriormente no pagaba sus medicamentos al retirarlos de la farmacia, pero tras el mes de Julio "contribuye" con un 10% del PVP de estos.

María pensó... "bueno, tengo suerte porque sólo es un 10% y me han dicho que hay un tope. Además, según me dice el farmacéutico, al llegar a este tope la máquina ya dice que no hay que cobrar más, pero que esto sólo pasa de momento en Andalucía...". Luego, de la mano de la subida del IVA, llegó la desfinanciación de medicamentos allá por Septiembre del año pasado, y al incremento del coste de "sus pastillas", se sumó que tenía que pagar íntegramente las pomadas antiinflamatorias que se daba en las manos para no sentírselas agarrotadas y, sobre todo, para sobrellevar algo mejor el dolor que le produce esta enfermedad crónica. Irrumpió el invierno, y cuando iba al médico porque estaba acatarrada, descubrió que también tenía que abonar íntegramente la medicación que le ayudara a expectorar ó la que eliminara esa molesta tos que no la dejaba descansar las escasas horas que dedicaba al sueño. Al final María hacía sus cuentas:

"Este mes he pagado en la farmacia 8 euros por mis pastillas, y como me he acatarrado, también tuve que pagar 5 euros más por el jarabe y las pastillas de la tos que me han dicho que me tome sólo por la noche para poder descansar. Me han dado una crema para los dolores que dicen que es baratita y me ha costado 3 euros más, pero me han dicho que como la han sacado del seguro el mes que viene costará 5 euros."

Al final María pagó el mes pasado entre unas cosas y otras casi 20 euros en la farmacia, sin contar con las llamadas de teléfono a un 902 para pedir cita al médico: Una de ellas porque "se encontraba mala" y con fiebre, y la otra, cuando estaba ya mejor, para que le renovaran su tratamiento ya que, aunque tiene receta electrónica, su médico le receta de mes en mes, algo que ella no acaba de comprender (yo personalmente tampoco).

Recientemente, María entró en su farmacia de siempre, y vió un cartel en la puerta con unas siglas: SPD. Preguntó a su farmacéutico que qué era eso del SPD, y éste le contestó que era un sistema que ahora se podía hacer en la farmacia y que facilitaba a las pacientes como ella que tomara correctamente su medicación para que no se le olvidara ni se confundiera de pastillas: ¡Qué bien! dijo María, pero inmediatamente preguntó: ¿y cuánto vale eso?, porque imagino que no será gratis. Su farmacéutico le dijo que sólo costaba 20 euros al mes más su tratamiento, y que sólo tenía que decírselo y comenzaría a preparárselo. María le dijo que lo pensaría y tras despedirse se dirigió de forma pensativa a su casa...

La verdad es que me vendría muy bien eso que me ha dicho el farmacéutico, porque cada vez más se me olvida tomarme algunas pastillas y tengo algo descontrolado el azúcar, pero con 20 euros compro casi todo el pan del mes y, comer hay que comer todos los días... además, la tele ha dicho que no estábamos pagando la luz al precio que teníamos que pagarla y que el mes que viene subirá... igual que la bombona, que ya cuesta más de 17 euros, hay que pagar la contribución,...

Afirmaba un compañero que "...cuando el paciente lo necesita lo paga, por experiencia", y eso es cierto, hasta que alcance el límite donde su capacidad económica no da más de sí. Por extrapolarlo a un ejemplo que quizás le resulte más cercano, es como cuando dicen que las farmacias rurales están mal y después añaden, pero ninguna cierra.... yo le digo lo mismo, hasta que lleguen a su límite. Un límite que no será el mismo para cada uno/a de sus titulares pero que más temprano que tarde llegará (algunos/as por desgracia lo sobrepasaron hace tiempo).

Me reafirmo cuando dije que "...la economía no debe ser el factor limitante para el acceso a la salud de ningún paciente". Lo creo firmemente según mi criterio y mis convicciones, las cuales puedo expresar con la libertad de no tener ninguna afiliación política, sólo como un ciudadano más, como un profesional que vela por el bienestar de mis pacientes.

También me reafirmo en que la profesión necesita un cambio que apueste por estimular y desarrollar su vertiente profesional, con una cartera de servicios retribuida y con una modificación del sistema retributivo actual, porque sin ésta última difícilmente podrá llevarse a cabo lo anterior.

Una profesión que quiere continuar sirviendo a la sociedad, para desarrollar e implementar una cartera de servicios con futuro ha de conocer, no sólo las necesidades de ésta, sino su verdadera situación económica y social, y este aspecto varía por barrios y pueblos.

Por último, creo que un cambio de este calado no puede ni debe ser tomado por ninguna cúpula sin el concurso y la posibilidad de participación de todos/as los/as farmacéuticos/as de a pie. Existen medios para estimular esto, sólo necesitamos que los que tienen capacidad de decisión quieran hacerlo.

Podría extenderme más, pero eso será otro día.
Desde el pueblo más pequeño de la provincia de Sevilla...

Un fuerte abrazo a tod@s,
Javier


1 comentario:

Maripi Robles dijo...
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