jueves, 10 de enero de 2013

DESDE LA ATALAYA DEL CASTILLO IX


JUNCO O CAÑA

Risto Mejide, popular personaje televisivo, irreverente, insolente, irrespetuoso e incluso desvergonzado, en la promoción de su último libro, ha puesto de moda la frase:

 Si cuando hablas nadie se molesta, eso es que no has dicho absolutamente nada”.

En realidad lo que hace es parafrasear a otro personaje, medico, escritor y cineasta norteamericano Michael Crichton, escéptico y contrario al nuevo ecologismo:

 “Hoy día, con la cantidad de asociaciones de defensa de cualquier cosa, si cuando hablas nadie se molesta, eso es que no has dicho absolutamente nada”

Esta misma línea de pensamiento está presente en otros grandes personajes históricos, no menos provocadores e irreverentes que los anteriores:

"Sólo hay una cosa en el mundo peor que estar en la boca de los demás, y es no estar en boca de nadie"  (Oscar Wilde)

“El que quiere interesar a los demás tiene que provocarlos” (Salvador Dalí)

“No conozco la clave del éxito, pero sé que la clave del fracaso es tratar de complacer a todo el mundo” (Woody Allen)

Incluso en unos de los textos más importantes para la cultura occidental, la Biblia, se incide en la misma línea de pensamiento:

Así, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. (Apocalipsis 3:16)

 Personalmente me identifico con esta línea de pensamiento, sin pecar de presuntuoso ni pedante, porque aunque modestamente no creo que haya dicho  nunca nada importante, si que digo siempre lo que pienso, no por molestar a nadie, sino por coherencia y por mi propia idiosincrasia.

Por supuesto esta manera de actuar, y sobre todo desde que tengo alguna pequeña responsabilidad en la política profesional, me ha granjeado más enemigos que amigos, alguna reconvención y no pocos disgustos.

Si algo he aprendido en este recorrido por la política profesional, es que sin molestar llegas más lejos y que para muchos su único fin es no desagradar, sobre todo a los que están por encima de él. Pasa sin molestar, no digas nunca lo que piensas, sobre todo en público, sino lo que quiere escuchar tu interlocutor, no defiendas ideas claras y definidas, adáptate a las circunstancias y tu carrera será prometedora y brillante.

Un ejemplo claro y diáfano, es lo que ocurre con la farmacia rural, muchos de nuestros dirigentes, pasado el peligro del Dictamen Motivado, se olvidaron de ella, se negaron a cualquier tipo de ayuda que salvara esas farmacias esenciales para el modelo, incluso propusieron su desaparición por falta de viabilidad económica.

Cuando de nuevo se ciernen negros nubarrones sobre la farmacia, no tiene ningún reparo en sacar como escudo protector del modelo a la farmacia rural, e incluso firmar manifiestos en este sentido, cuando no hace mucho defendía su desaparición. El problema es que quien molesta somos los que lo ponemos de manifiesto, no ellos con su falta de coherencia y decencia intelectual.

Quizás uno de los grandes logros de la farmacia rural y sus representantes, es que desde sus organizaciones siempre se ha defendido el mismo discurso, siempre se ha protegido el modelo y esta coherencia es la que nos da credibilidad.

Se puede ser junco o caña, que cada uno elija su camino. Pero para algunos debe ser difícil mirar hacia atrás.

FRANCISCO GONZALEZ LARA




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