jueves, 12 de julio de 2012

TIEMPOS CONVULSOS.

Pos festum, pestum, dice un proverbio latino, traducido a las lenguas vulgares después de la fiesta, la peste. Simeológia proverbica que hoy se podría circunscribir a la triste realidad que soporta esta España nuestra, después de la fiesta del ladrillo, del dinero fácil, de las megaobras y del la mega estupidez, acaeció la peste de la recesion y lo que sucedió después de todos es conocido o mejor expresado sufrido. 
El problema radica, si utilizamos un símil medio farmacológico, que nuestro paciente, España, tiene una enfermedad infecciosa, y nuestros gobernantes en vez del combatir la bacteria que lo provoca, con eficaces y mortíferos antibióticos, se aferran en la utilización del paracetamol, ya que lo que consideran prioritario es bajar la fiebre (crisis de deuda), considerando esta como el mayor problema de nuestro paciente; fiebre que es un síntoma de una patología mayor; y haciendo como pésimo galeno, con un diagnostico impreciso, piensan que bajando la fiebre la enfermedad estará curada, craso error ya que el problema es la bacteria que la genera (falta de competitividad y paro). 
La situación actual esta claramente definida, los ingresos no dan para pagar el enorme gasto que soportan las administraciones, por lo tanto estas deben acudir al mercado internacional para financiarse, mercados que avaramente comprimen a los estados que necesitan de su financiación, el dilema es que al precisar de una financiación continua no podemos dejar de emitir deuda ni podemos dejar de pagar la ya contraída, por que sencillamente dejarían de prestarnos el dinero que precisamos y seria la bancarrota para el Estado, que no podría hacer frente a pensiones o salarios de funcionarios. Estamos atrapados en un círculo vicioso de difícil salida.
 Por ello las medidas de contención del déficit son correctas, la fiebre esta bien tratarla con paracetamol, pero aparta a las bacterias se las combate con antibióticos. El problema de la economía española es la competitividad y la deslocalización de las empresas productoras, un país de 10 millones de habitantes puede sustentar su economía solamente con el sector terciario o de servicios, en un país de 50 millones esto es sencillamente imposible, sin un tejido productivo propio España nunca saldrá de la recesion y el paro que afecta más de 5 millones de personas, si redujéramos este a la mitad, sencillamente saldríamos de esta, ya que al combatir a la bacteria la fiebre remitiría. Si aumentan los ingresos, por la via de creacion de riqueza y no por vía impositiva, los oscuros nubarones que langidecen la economia española, se disiparan.
Pero ¿ donde se  emplean 2,5 millones de personas, con la construcción hundida y con la deslocalizacion de nuestra empresas productoras?. En sectores innovadores que generan gran valor añadido pero pocos puestos de trabajo, en el aumento del consumo  y por tanto del sector de servicios un sector ya saturado  en su oferta,  es una quimérica ensoñación que solo consuela la agonia del agonico moribundo.
 Si nuestros pantalones los hacen los chinos, si nuestras camisetas los pakistaníes y nuestros zapatos los taiwáneses, misión imposible se tornara una evolución positiva de la economía española. Deslocalizacion que solo beneficia a ávidos y multimillonarios comercializares, amparados bajo el escudo de sus prestigiosas marcas, que venden hojalata a precio de oro, zapato chino a precio de Italiano o camisa el poliéster a precio de alpaca, engrandeciendo sus acaudaladas cuentas corrientes a la par que empobrecen a su país. 
Y ahora hablaremos de lo que nos concierne, las medicinas, medicamentos cada día más baratos y más deslocalizados en su fabricación y producción, medicamentos cada vez más barato, pero NO A CUALQUIER PRECIO, el precio que debemos pagar es el desmantelamiento inexorable de la industria farmacéutica nacional, por allende un empobrecimiento de todo el país, aumento de las listas del paro, y la destrucción de un sector innovador y creador de riqueza. 
Nos deberíamos preguntar como Estado, ¿que es más barato una simvastatina producida en España a 4 euros, o producida en India a 0.95 céntimos? La respuesta es más compleja que lo que parece, ya que los productos tienen un valor añadido que se debe cuantificar, posiblemente sería más barato pagar cuatro euros por la fabricada en España.
 Aunque suene a chino, y nunca mejor dicho; y mis palabras sean maldecidas por todos los gurus del liberalismo, solo con una política que incentive la producción de bienes de gran consumo en nuestro país saldremos de esta, lo demás una irremediable huida hacia el patíbulo.
 
PACO.

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