miércoles, 14 de septiembre de 2011

DESDE LA ATALAYA DEL CASTILLO (III)

¿Qué manida táctica ha empleado Montero para atraerse a las farmacias rurales y dividir al colectivo farmacéutico?

Esta pregunta la encontramos en la sección de “Preguntas sin respuesta” de El Global del 5 al 11 de septiembre.

La pregunta está muy en línea con la visión oficial de la farmacia andaluza ante el borrador de Decreto de la Consejería, donde se habilita una fórmula para ayudar a las farmacias rurales andaluzas más desfavorecidas. Según esta interpretación, la Consejera maquiavélicamente ha dado un caramelo a la farmacia rural para impedir que nuestros dirigentes recurran el futuro Decreto donde se incluye el manido “Concurso de Moléculas”.

Pero si centramos la cuestión, lo primero que hemos de tener en cuenta es que las farmacias susceptibles de recibir esta ayuda no superan en Andalucía las 150, porcentaje ínfimo en el conjunto de la farmacia andaluza. Como 150 farmacéuticos pueden impedir que nuestros dirigentes recurran si es la decisión mayoritaria de los farmacéuticos andaluces.

Podíamos preguntarnos porque 150 farmacias, de muy poca facturación y poca presencia institucional de sus titulares, es un grupo tan apetecible para la administración como aliados y produce tanto desconcierto en nuestros dirigentes la pérdida de control sobre las mismas.

Quizás la interpretación no sea tan simple, este grupo de farmacias son las mas expuestas a un posible cierre ante las continuas medidas de recorte impuestas por la administración, y ayudándolas la administración se blinda ante posibles acusaciones de haber provocado el cierre de las mismas y dejar a un sector der la población sin un servicio básico. Por otro lado, el desasosiego de nuestros dirigentes viene provocado porque pierden su principal argumento antes las continuas medidas de recorte, y no pueden seguir escudándose en la farmacia rural como argumento principal para evitarlos.

La farmacia rural andaluza, sus dirigentes, siempre han sido leales con la profesión, siempre han buscado una solución a sus problemas dentro de la misma y cuando después de mucho dialogar se logro que se reconocieran el peligro en que se encontraban estas farmacias y la necesidad de ayuda, se propusieron soluciones dentro de la propia profesión, “Céntimo Solidario”, remedio que se tacho de utópico e irrealizable y se abogo porque debía ser la administración quien hiciera frente a una posible solución, pues era la que generaba el problema.

Pero nuestros dirigentes, si no le gusta la solución propuesta por la administración, están todavía a tiempo de poner sobre la mesa unas medidas que ayuden a este tipo de farmacias. Lo que no parece de recibo es pedirles que ante una posible solución las rechacen y se inmolen por el bien de una profesión que hasta este momento no ha hecho nada efectivo por la farmacia rural.

Francisco González Lara

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