Previo a la toma de posesión de la nueva Junta del Consejo General, cada uno de sus integrantes ha realizado declaraciones en las que esbozan un proyecto que parece cuando menos ambicioso e ilusionante.
Observo un interés en dar un impulso fuerte por una farmacia asistencial, que dé respuestas a las demandas, cada vez mayores de la sociedad, una farmacia más profesional y con un enfoque 100% sanitario, para fortalecerlo comentan que tienen la intención de buscar una colaboración multidisciplinar con el resto de profesionales que conforman la atención primaria.
Es ilusionante como digo pero, a falta de concretar estas ideas, ¿qué hacer con las OF que se han alejado del plano eminentemente sanitario?, transformando la relación con el paciente en un trato mercantil con un cliente. Periódicamente aparecen noticias relacionadas con la mala praxis profesional, (redadas en las que se intervienen anabolizantes y esteroides en las que aparecen mezclados farmacéuticos, los dos actores que acudían solicitando antibióticos a OF,…), este tipo de OF dan una mala imagen al resto, y quiero pensar que son una minoría pero, lamentablemente, son las que aparecen en la prensa, radio y otros medios de comunicación.
¿Cuántas veces una persona que está de vacaciones ha entrado en mi pequeña OF y me ha pedido un psicótropo sin la preceptiva receta médica?, te molestas en explicarle que necesita ir al médico para ello y esta persona no tiene más respuesta que decir que en la OF de su barrio se la dan siempre porque la conocen, y nunca ha tenido que ir al médico para que se la receten, complementa además su argumentación con la afirmación de que lleva más de 20 años tomándola y nunca le han puesto “pegas” para “dársela”.
Me parece increíble que al farmacéutico de la OF de su barrio no se le haya ocurrido pensar que quizás hace años que no necesita tomar ese relajante muscular ó que simplemente habría que haberla derivado a su médico de atención primaria para que la reevaluen.
Ocurre igualmente con antibióticos y otra serie de fármacos de prescripción, pero además de esto, suceden otros casos de compras por parte de OF a cooperativas previo acuerdo con delegados de laboratorios que posteriormente recompran para exportar, obteniendo el farmacéutico un porcentaje por su intermediación. Todos tenemos al menos conocimiento de la existencia de éstas prácticas que además de lucrar a unos convierte en una odisea para el resto conseguir determinados medicamentos para nuestros pacientes convirtiendo el acceso al medicamento que necesitan en una auténtica peregrinación de farmacia en farmacia que bien podríamos calificar de via crucis particular.
No quiero parecer aquí el muecín de la mezquita llamando a la oración para que el imán de la misma lance un discurso “incendiario” a los cuatro puntos cardinales del panorama farmacéutico, pero ¿qué hacer ante estas conductas?.
¿Cuál es realmente la función de nuestros organismos de representación?, me refiero a los Colegios Provinciales, Regionales y por supuesto al Consejo General, ¿deben limitarse a trazar las líneas maestras a seguir por la profesión? ó ¿deben profundizar aún más velando para que el ejercicio de la misma se desarrolle dentro de la deontología profesional e ir directamente contra este tipo de comerciantes? (me niego a llamarlos compañeros).
En mi opinión, deben marcar la línea a seguir y al mismo tiempo representar a la profesión en todos los ámbitos, pero no debería eludir ó pasar de puntillas por esta serie de aprovechados que buscan un lucro personal en lugar del bienestar del paciente. Practicar de forma reiterada una dejación de funciones frente a estos comportamientos haciendo bueno el dicho francés del laissez faire, laissez passer, los convierte en cómplices por omisión. No se puede salir a los medios de comunicación diciendo que son casos aislados (quiero pensar que lo son) y no señalar con el dedo a los verdaderos culpables de esta mancha que ensucia a toda la profesión.
¿Se puede ó se debe hacer la vista gorda ante este tipo de prácticas?, sinceramente no, nuestros dirigentes deben de actuar contra este tipo de comerciantes e intentar erradicarlos ó al menos ponérselo más difícil, no me vale el servilismo y corporativismo que secuestra a la profesión, maniatándola e impidiendo su desarrollo como un auténtico servicio sanitario público cuyo eje central debe ser siempre el paciente, ésta es la auténtica razón de ser de la profesión y la única que justifica que perdure en el tiempo, alejarnos de esto es cruzar la estrecha línea que separa la ética de otros terrenos que nunca deberíamos pisar.
Ocupar un puesto en una Directiva de un órgano de representación debería de ser más incómodo de lo que ahora es, y de la misma forma que un padre debe regañar a su hijo cuando hace algo mal porque forma parte de su educación, los órganos de representación deben de entrar en este tipo de prácticas que nos salpican a todos, haciéndonos perder la poca credibilidad que nos queda y dejándonos a la gran mayoría que trabajamos diariamente con honradez, con las vergüenzas al aire y con cara de idiota al observar como hay individuos que se lucran apoyados en una regulación que busca garantizar el acceso al medicamento con independencia de donde el paciente viva.
Es un acto de responsabilidad, y deberían de reflexionar sobre ello para actuar y velar por una correcta práctica profesional, nos va mucho a todos en ello.
Desde el pueblo más pequeño de la provincia de Sevilla…………….
Un fuerte abrazo a tod@s,
Javier
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