Es justo para todos los ciudadanos con independencia de su poder adquisitivo ó del lugar donde vivan, el tener una oficina de farmacia cerca de su casa, es justo y al mismo tiempo necesario, que al frente de esta oficina de farmacia exista un profesional sólidamente formado y especializado en su trabajo como es el Licenciado en Farmacia. Este modelo farmacéutico que garantiza algo tan importante como esto es bueno en las condiciones expresadas anteriormente, pero este modelo al mismo tiempo, se ha quedado desfasado. La sociedad ha cambiado -y los tiempos con ella-, hace mucho que la población rural emigró hacia las ciudades en busca de las oportunidades que éstas ofrecen haciendo que las poblaciones se reduzcan. Como se argumenta en multitud de ocasiones, desde 1.995 se han abierto 1.996 OF en España y 3 de cada 4 aperturas han tenido lugar en el medio rural (según Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos), las administraciones en connivencia con los organismos de representación de la profesión han creado el problema y a ellos les toca el solucionarlo. El contrato entre las Administraciones Sanitarias y la red farmacéutica privada se renegocia anualmente a la baja (precios de referencia, precios máximos, etc...) el motivo en mi opinión es un miedo subyacente a la liberalización total. ¿Qué ha ocurrido?, disminución del margen de beneficio, no importa, todavía ganamos bastante (el que lo gane). El beneficio del farmacéutico rural disminuye y roza el límite de la subsistencia, todo el mundo alaba su sacrificio y el servicio que presta, pero nadie se acuerda de ellos salvo cuando se buscan ejemplos que justifiquen el injusto enriquecimiento de algunos -apoyados en el modelo actual de planificación basado en criterios geográficos y demográficos- a costa de los otros. Es hora de buscar soluciones, si de verdad se piensa que es justo todo lo expresado anteriormente, alguien tiene que mirar cuánto cuesta este servicio, ya que el actual sistema de pago no lo cubre. La sociedad que recibe este servicio debe contraprestar el mismo al que lo realiza, no puede seguir siendo un pago en porcentaje del PVP del medicamento, ya que debido a las medidas de contención de gasto, no hay que ser muy inteligente para ver que los ingresos son cada vez menores. Que la sociedad no lo vea, es en cierto modo entendible, ya que es un problema oculto por todas los organismos (administración, órganos de representación colegial, ...), pero lo que realmente duele es que la propia profesión no haga autocrítica y no impulse una reforma para equilibrar las condiciones laborales de los que trabajamos "en circunstancias de extrema penosidad". No estoy hablando de que todos ganemos lo mismo, eso tampoco sería justo, lo que si digo es que hay que garantizar unos mínimos de ganancia que rentabilicen de alguna manera el sacrificio de trabajar en zonas rurales, y esto hay que hacerlo ¡ya!.
Francisco Javier Guerrero García Farmacéutico titular de El Madroño. El pueblo más pequeño de la provincia de Sevilla
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