Algunos fragmentos de lo que podemos encontrar en el libro:
“Las principales causas de muerte en los países desarrollados podrían reducirse y prevenirse si las personas mejoraran tan sólo 5 comportamientos: dieta, hábito de fumar, ejercicio físico, abuso de alcohol y uso de fármacos hipotensores”.
En el libro se hace hincapié en que el comportamiento es un hábito adquirido, no es innato, no es una enfermedad y depende en gran medida de la historia y del aprendizaje, por eso es más variable y depende más de los determinantes culturales que los fenómenos biológicos.
La información es necesaria pero en muchos casos no es suficiente para lograr que las personas actúen de forma saludable. Por ello los autores explican que en general las personas se rinden a las consecuencias reforzadoras inmediatas frente a las remotas, para evitarlo, se deben de sentir capaces de conseguirlo, establecer criterios de ejecución gradual y recibir la suficiente motivación. Trabajar sobre la demora en la gratificación, pues en la mayoría de los casos, los efectos negativos de estos hábitos son a largo plazo mientras que se renuncia a las consecuencias agradables inmediatas. Y que es importante controlar y conocer los factores ambientales que en él influyen para vencer comportamientos no saludables.
Además en muchos casos “la cultura disemina a través de modelos socialmente relevantes pautas de conducta no saludables” y explican que “el éxito de una conducta ajena aumenta la tendencia a comportarse de una forma similar”.
Estos autores creen necesario “recurrir a estrategias y procedimientos específicos de adquisición y cambio de conducta”.
Coinciden con muchos otros autores en que el ejercicio favorece la estabilidad emocional y mejora el estado de ánimo y el autoconcepto, por lo que es una buena prescripción para el control de la depresión y para reducir la ansiedad.
Destacan la importancia de las interacciones sociales pues influyen en el cuidado de la salud y en que se ha visto que su falta aumenta las tasas de mortalidad.
También nos dicen que la sensación de falta de control es determinante sobre la capacidad del individuo de afrontar situaciones estresantes y pueden provocar que la persona desarrolle resignación, apatía, ansiedad, depresión…
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