De nuevo la Comisión Nacional de Competencia vuelve a la carga, su presidente Luis Berenger, ha hecho unas declaraciones recientemente diciendo que “habría que liberalizar las farmacias”, lógicamente las cabezas pensantes de nuestra profesión rápidamente aducirán que los medicamentos y los servicios sanitarios no deben ser tratados legalmente como si fueran mercancías y servicios equiparables a todos los demás, porque como la UE establece en varias de sus normas y ha establecido el Tribunal de Luxemburgo en varias sentencias, al tratarse de salud las limitaciones, es decir un modelo planificado, están justificadas si son proporcionales a los fines buscados.
Pero se olvidan, quizás por desconocimiento o desidia, que también la comunidad por boca de su abogado General Poiares Maduro, en su dictamen sobre la Prejudicial Asturiana aclara que entiende por proporcionalidad, y claramente dice que la limitación al libre establecimiento solo está justificada si aquellos farmacéuticos que están en lugares con alta penosidad, vulgo rurales, tienen una discriminación positiva, que les permita acceder a las nuevas aperturas en zonas más rentables en los concursos de adjudicación de nuevas oficinas de farmacia.
Una lectura parcial e interesada de las normas, solo valdrá para intentar mantener lo insostenible, no tomar decisiones que afianzan el modelo y a medio plazo llevarlo a una situación insostenible que desembocara en la liberalización de la farmacia española.
Por último deberían preguntarse a quien perjudicara más la liberalización y si muchas de las farmacias rurales, las más desfavorecidas, le temen a esta liberalización que se vislumbra en el horizonte de la farmacia española si no se toman las medidas adecuadas por quien corresponde.
Francisco Glez. Lara
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