Escribo estas líneas mientras observo con pena el debate que se ha originado en torno a los baremos de méritos en las adjudicaciones de las oficinas de farmacia, éste debate que parece una “merienda de negros” en el que cada uno busca copar su parcela de poder y “arrimar el ascua a su sardina”.
Leo con tristeza declaraciones del presidente del Colegio de Farmacéuticos de Córdoba a preguntas de CF sobre los baremos de méritos y en su condición de jurista declara: “Creo que el hecho de que Andalucía prime a sus rurales podría generar cierta discriminación frente a otros profesionales del resto de España”, ó declaraciones de la vocal de Adjuntos del COF de Granada Teresa Cuerda a este mismo medio: “No debe existir discriminación ni positiva ni negativa hacia nadie” ó la vocal de Adjuntos del COF de Málaga Mª del Carmen Peinado “Lo que hace es favorecer a algunos colectivos mientras que a otros no se les ayuda”, referente a esto último hay una frase hecha en mi pueblo que dice: igual que el perro del hortelano, que ni come ni deja comer.
Si alguien cree que permitir que se beneficie a los rurales es injusto, ¿deberíamos replantearnos las políticas de igualdad que intentan equilibrar situaciones injustas en la sociedad?, como por ejemplo, reservar un número de plazas a personas con discapacidad en unas oposiciones, ó que haya una ley de paridad que permita que en los cargos ejecutivos del gobierno tenga que haber un 50 % de mujeres y de hombres para garantizar que las primeras puedan acceder a puestos de decisión, ya que hasta la fecha les costaba el doble que a los hombres .
Nadie se plantea esto porque lo tacharían de machista ó de insolidario, por tanto, no entiendo cómo alguien puede cuestionarse si es legal ó justo permitir que un profesional que se ha llevado 10 años en un pueblo de 200, 300 ó 400 habitantes pueda escoger de forma preferente el 20% de las nuevas OF antes de que salgan a concurso. Un profesional al que no le van a regalar nada, ya que su oficina de farmacia que actualmente vale dinero y que probablemente sea su único patrimonio va a regalarla a la administración para, si procede, que ésta, la saque a concurso (espero que no, al menos en las condiciones actuales de remuneración).
Antes de ser farmacéutico rural trabajé de adjunto, recibía mi sueldo mensual junto a mis pagas extras, y mis días de vacaciones, si me ponía enfermo podía solicitar una baja laboral, y si tenía algún problema podía acudir al sindicato, podía destinar mi sueldo a la compra de una vivienda y a vivir, mejor ó peor. Actualmente llevo cuatro años y me faltan aún 6 para cumplir mi condena como farmacéutico rural en un pueblo de 340 habitantes, me parto la cara yo solo y sin ayuda de nadie cada día del año, trabajando sin opciones de mejorar, no tengo sueldo, ni pagas extras, ni días de vacaciones, no puedo enfermar ya que no puedo darme de baja, vivo de alquiler porque no puedo comprar una vivienda ni aquí, y mi único patrimonio es mi OF, creo que son argumentos absolutamente demoledores y contra los que dudo que haya algún otro que lo contrarreste.
Para terminar, estoy a favor de que los adjuntos tengan más posibilidades de acceder a una oficina de farmacia, pero estoy en contra que para ello intenten echar por tierra lo poco que hasta ahora hemos conseguido, algo ínfimo para la importancia que tiene este colectivo en la profesión y en la propia sociedad.
Si hay algo en lo que estoy de acuerdo, es injusto que haya que aguantar aquí 10 años y que sólo sea el 20 %.
Ldo.: Francisco Javier Guerrero García
Farmacéutico Rural en El Madroño, el pueblo más pequeño de la provincia de Sevilla
Publicado en CORREO FARMACÉUTICO. OPINIÓN. Semana del 04 al 10 de Mayo de 2009
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