por Manuel Pérez Fernández. Presidente del RICOFSE.
Editorial de FARMACIA HISPALENSE (revista del R.I. Colegio Oficial de Farmacéuticos de Sevilla) en su número de Julio de 2008.
En las últimas Jornadas Farmacéuticas Sevillanas, celebradas el pasado 13 de junio y que contaron con la participación de más de doscientos compañeros, tuvimos ocasión de debatir sobre diferentes tipos de Farmacia, de modelos de Farmacia y de empresas de distribución. A pesar de que fueron muchos los momentos interesantes que se sucedieron en las diferentes mesas redondas programadas, me quedo, y me quedaré siempre, con el valiosísimo testimonio de nuestro compañero Javier, el Farmacéutico de El Madroño, el pueblo más pequeño de la provincia de Sevilla, como a él le gusta decir. Javier nos contó cómo es el trabajo cotidiano de un Farmacéutico rural y al hacerlo nos dió a todos una auténtica lección magistral sobre qué es y qué significa ser Farmacéutico.
Siempre hemos dicho que la Farmacia rural representa uno de los pilares y sustentos fundamentales de nuestro modelo asistencial. Lo hemos dicho, y lo seguiremos diciendo, porque gracias al esfuerzo profesional de quienes la ejercen, ese principio básico de nuestro modelo según el cual el servicio farmacéutico debe prestarse de forma universal y en las mismas condiciones para todos los ciudadanos, se concreta y se hace posible.
Sin el Farmacéutico rural, no sería verdad eso de que todos los ciudadanos, independientemente del lugar en el que vivan, tienen una Farmacia cerca de su casa y pueden acceder al mismo servicio especializado y profesional de dispensación de medicamentos que cualquier otro ciudadano que habite, por ejemplo, en el centro de cualquier gran ciudad. El servicio farmacéutico español es el único servicio, de todos los que se prestan en nuestro país, que todos los ciudadanos reciben en igualdad de condiciones. Y lo es, además de por la Farmacia rural, por la Distribución Farmacéutica Cooperativa.
Pero la Farmacia rural no es sólo un pilar del modelo. Es también, en cierto modo, su bandera, una especie de estandarte en el que se reconocen y distinguen los valores de la Farmacia asistencial. Por realizar un símil futbolístico, ahora que España ha ganado la Eurocopa, la figura del Farmacéutico rural sería asimilable a la de ese jugador del equipo que no sólo es importante por su fútbol, por lo que aporta con su calidad deportiva, sino que también es relevante por su carisma, por su reconocimiento, por su capacidad para erigirse en emblema y líder del grupo.
Los Farmacéuticos rurales deben ser el emblema de todos los Farmacéuticos con Oficina de Farmacia en nuestro país. En ellos se condensan los valores que nos hacen mejores, los que confirman la necesidad de nuestro modelo y los beneficios que de él extraen los ciudadanos. Al verlos a ellos, en su trabajo sacrificado en tantas y tantas dificultades que tienen que afrontar a veces, resulta aún más chocante e insolidaria la actividad de otros compañeros que, quizá de forma inconsciente, están desvirtuando nuestro modelo de Farmacia, emprendiendo iniciativas económico-empresariales de agrupación puramente egoísta, que sólo tienen una justificación y una argumentación estrictamente mercantilista y que nos hace correr riesgos innecesarios como profesión.
En las mencionadas jornadas, D. Gerardo Ortega, reconocido economista y gran conocedor de nuestra profesión -realizó en el pasado estudios diversos para el Consejo General- nos dejó, entre otros, el siguiente mensaje: "Los que ponen el modelo de Farmacia en peligro son ustedes cuando ponen sus cooperativas a competir entre ellas". En la misma mesa redonda, D. Pedro Capilla, Presidente del Consejo General dijo: "La Distribución Farmacéutica Cooperativa Española es un éxito de primera magnitud. No existe ningún otro país en el mundo que tenga el 75% de la distribución de medicamentos en manos farmacéuticas", "las cooperativas son la única posibilidad de salvación de las Oficinas de Farmacia si finalmente sale adelante el dictamen motivado". Y para terminar con las referencias a los ponentes de las jornadas, D. Antonio Durán Sindreu nos decía que "el modelo cooperativo de distribución farmacéutica es el único que garantiza el modelo farmacéutico español".
Traigo todo esto a colación porque nuestro compañero Javier, el Farmacéutico de El Madroño, agradeció dos cosas en su magnífica intervención: la invitación a participar en las jornadas y el disponer de una cooperativa que le sirve diariamente sus medicamentos.
¿Cómo sería el abastecimiento de medicamentos de los habitantes de El Madroño y de tantos otros pueblos si no hubiera Farmacia rural en ellos y si no existiera la cooperativa?
Comprenderán todos que desde nuestro Colegio tratemos de redoblar nuestros esfuerzos con los Farmacéuticos rurales, para que sigan siendo nuestra bandera y se sientan tratados por sus corporaciones como tales, y no como "héroes inútiles" de una guerra que sus generales tienen dificultades para ganar por la actitud de una parte de las propias tropas. Comprenderán también todos, que desde nuestro Colegio llamemos a las cosas por su nombre y critiquemos esas actitudes de quienes ponen en peligro la profesión de todos.
La Junta de Gobierno de nuestro Colegio no va a dar ninguna batalla por perdida, es más, estamos seguros de que la vamos a seguir ganando, como se han ganado otras estos años atrás, y para ello contamos con la capacidad y el carisma de nuestros Farmacéuticos rurales, de nuestra cooperativa y de todos los que cada día ejercen la Profesión Farmacéutica con dignidad.
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