miércoles, 20 de enero de 2010

¿LA FARMACIA FUNCIONA BIEN?

Cada vez estoy más convencido que el principal problema de la farmacia rural es el desconocimiento que de su realidad hay en todos los sectores, incluso en aquellos que deberían tener una idea mucho más clara de nuestra realidad.
Quizás el problema sea nuestro, que no hemos logrado que la sociedad, la administración y nuestros dirigentes sepan que está aconteciendo con ella.
Estas reflexiones viene al hilo de una declaraciones que para Diario Medico ha realizado José Martínez Olmo, secretario general de sanidad, en la que analiza este nuevo año en materia sanitaria y habla sobre el futuro Plan de Política Farmacéutica, en este contexto afirma que la farmacia funciona bien y puede estar tranquila.
Pero podríamos preguntarnos qué farmacia puede estar tranquila, esos miles de compañeros, farmacéuticos rurales en pequeños municipios que no obtienen unos ingresos que les permitan llevar una vida digna. Y que si las políticas farmacéuticas siguen igual están abocados al cierre y por tanto a dejar sin atención farmacéutica precisamente a los más olvidados.
O incluso aquellos compañeros mucho más numerosos, que están obligados a unos turnos de guardias de 365 días o con suerte 187 al año. Mientras otro grupo esgrimiendo la libertad de ejercicio, curiosamente en un modelo planificado, abren 12 o 24 horas no para dar un mejor servicio sanitario, sino porque le es rentable, mientras que a muchos rurales se les obliga a un sistema de guardias decimonónico aunque eso le suponga un costo insoportable.
Siento discrepar del señor Martínez Olmo, pero si por tranquilidad entiende que no habrá cambios en la farmacia española, son muchos los compañeros que estarán sumamente preocupados precisamente porque si la situación sigue igual el futuro del modelo es incierto, porque nada puede funcionar bien si está basado en la insolidaridad y en la falta de equidad, para un porcentaje cada vez mayor de sus integrantes.

FRANCISCO GONZALEZ LARA

martes, 19 de enero de 2010

Comentario a El Embalse

Buenas tardes a todos, como los comentarios suelen quedar ocultos por la propia configuración del blog, pasaré a transcribiros de forma literal las reflexiones que ha enviado un compañero de la pequeña localidad toledana de Rielves al buzón de la Plataforma tras la lectura del último Reflexiones en la Soledad del Farmacéutico Rural (y VIII). El Embalse.

Agradezco a Francisco su comentario y que nos ayude con su comentario a poner en práctica uno de los fines para los que se creo este blog, el de fomentar la participación y la expresión de ideas.

Un saludo a tod@s,
Javier

Enhorabuena por tu articulo, me parece formidable, apelando a una metáfora das en la clave, y planteas con toda claridad entre otras cosas, la insensatez de unos baremos para la adjudicación de farmacias que como es el caso de la socialistisima castilla la mancha que fomentan una adjudicación de tipo endogámico, premiando a unos padres farmaceuticos que ceden sus oficinas a sus vástagos o las traspasan por suculentas cantidades económicas, cuando han sido adjudicatarios de una nueva de farmacia, comentas lo de los notarios, para ser notario no hace falta ser rico o llevar ejerciendo 20 años como abogado, lo necesario es mucho esfuerzo y trabajo, sacar una dificilísima oposición y esto no distingue entre ricos y pobres, jóvenes y viejos, ni hombre ni mujeres, si lo antepones a la adjudicación de farmacias seria irracional que los nuevos licenciados en farmacia, los farmacéuticos adjuntos, los que no tienen oficina de farmacia, no perciban con una claridad lógica la sensación de coto cerrado que se cierne sobre las farmacias españolas, aquí no se prima el trabajo ni la inteligencia, ni mucho menos el esfuerzo, todos sabemos como se adjudican las nuevas oficinas, y si repasamos los últimos concursos objetivamente se puede valorar, el perfil típico es farmacéutico de media- alta edad que lleva ejerciendo en su oficina de farmacia mas de 20 años, y que traspasará su antigua farmacia por una cifra millonaria. Esto a algunos les parecerá bien, a mi no, es injusto y además es insostenible mantener, lo racional, lo que evitaría suspicacias, seria la realización de una pruebas escrita, en definitiva una especie de oposición, donde todos podríamos acudir rurales, parados, urbanos, .... en igualdad de condiciones, sin distinción de sexo, edad y sobre todo de posibilidades económicas.

Comentas la hipercapilaridad del sistema farmacéutico español, es cierto hay poblaciones que carecen de los servicios mas elementales, pero todas tienen su oficina de farmacia, el dilema esta claro un exceso o un lujo, un lujo , bueno no un lujo no; un servicio necesario, a día de hoy nuestro medio rural sufre un claro proceso de despoblación, que se vera agravada si le restringimos los servicios mas básicos como son la sanidad y la educación, querer un medio rural que vertebre el territorio y por otro lado mermar la existencia de servicios a los que su población pueda acceder es una ecuación de difícil solución, y en esta encrucijada se encuentra la pequeñas farmacia rural española, dando un servicio vertebrador y recibiendo muy poco a cambio por parte de las administraciones, cuando no el menosprecio de sus compañeros mejor instalados. Una solución cerrar farmacias y abrir botiquines en poblaciones de escasa población, pero surge otro dilema, otra cuadratura del circulo, no hay cada vez mas licenciados en farmacia, que futuro profesional les espera, si disminuimos el numero de farmacias existentes, si se realizara tal medida derivaría en una autoinmulacion del sistema actual de farmacia, el cononocido modelo mediterráneo, tan justo y tan injusto, justo porque vértebra el acceso al servicio farmacéutico, injusto con los profesionales que ejercemos en el medio rural.
La solución es clara, cambio del sistema retributivo de las farmacias, pero esta medida siempre contara con la rotunda y unánime oposición de los farmacéuticos mejor establecidos, que por otra parte son los que controlan los órganos de gobierno de las instituciones farmacéuticas, el cambio seria sencillo que los que mas ganan ganaran menos y los que menos ganaran ganaran mas,equilibrando la balanza y vertebrando verdaderamente el mapa farmaceutico español.

Desde la farmacia de la localidad toledana de Rielves, recibe un abrazo y mi agradeciento por tu labor.
Ldo.: Francisco Guardia Sáez

miércoles, 13 de enero de 2010

REFLEXIONES EN LA SOLEDAD DEL FARMACÉUTICO RURAL (y VIII)

EL EMBALSE

Hoy es un día tranquilo, finalizaron las festividades navideñas y esa inquietante sucesión de días laborables y festivos, inquietante porque, al menos a mí, me desorienta, me hace perder la noción del momento actual, del día en el que vivo.

Hoy es un día normal de los muchos días normales que tiene el año, un día más de trabajo en mi farmacia rural, plano y carente de actividad, un día que me recuerda al aspecto del agua embalsada en los pantanos que abastecen a las grandes ciudades, una lámina de agua uniforme, aparentemente inanimada ante la falta de viento que la haga mecerse al son que éste le marque.

Este descanso, aparentemente tranquilo de los miles y miles de litros de agua en el pantano, se ha visto truncado poco antes de terminar el año, y con él, la aparente “maldición” que parecía instalada sobre la zona Sur peninsular, una situación que dibujaba un panorama realmente desolador ante la falta de precipitaciones.

Se ha roto el hechizo que parecía dirigirnos hacia una sequía irremediable y, al mismo tiempo, nos ha redescubierto el espectáculo, hasta entonces aletargado, de la naturaleza libre en estado puro, un paradigma de la contradicción entre la importancia que el líquido elemento tiene para la vida y los daños y destrozos que es capaz de causar cuando avanza sin control sobre cosechas y viviendas.

El agua vertida desde los cielos, descargada a mares por sucesivas borrascas, nos ha presentado una sucesión de torrentes y riachuelos hasta ahora ocultos, los nuevos cursos de agua han recuperado su espacio natural, han serpenteado por barrancos y laderas hasta desembocar en cauces mayores, y muchos de estos han ido a parar a los innumerables embalses que jalonan la geografía de este país.

El agua llovediza se ha unido a la que reposaba tranquila en el embalse, en espera de su hermana, aumentando el nivel hasta hacer saltar las alarmas, obligando a poner en marcha el protocolo que abre las compuertas para permitir que el volumen embalsado salga y con él se alivie la presión que amenazaba con hacer saltar la pared del embalse.

Es una muestra del peligro que representa una elevada presión sobre estructuras sólidas y resistentes como los embalses, diseñados para contener una determinada cantidad de agua pero que, cuando alcanzan su límite y la avenida es muy grande, ha de abrir compuertas y dejar que el cauce natural sea ocupado de nuevo, evitando así el riesgo de derrumbe.

Hablando de agua y de pantanos he recordado una noticia que leí hace poco y que, a pesar de no tener nada que ver con ella, ha inspirado este Reflexiones en la Soledad del que ya van (VIII).

La noticia en cuestión trata sobre un informe de la OCDE y la ha recogido Cofares en su revista. En dicho informe se comenta que España presenta el mayor índice de farmacéuticos por habitante en lo que respecta a los países que la componen.

El flujo de farmacéuticos sin oficina de farmacia y el de los que trabajan como asalariados es cada vez mayor. Si comparáramos el acceso a la oficina de farmacia con el muro de contención de un embalse, observaríamos que la presión en él aumenta, una presión, que parece no disponer de protocolos de actuación, con lo que las alarmas, más tarde ó más temprano, acabarán por activarse ante el riesgo de grietas que puedan terminar desmoronando la estructura.

Extrapolando esta reflexión y situándola en el contexto histórico de la profesión, hasta la Planificación de Máximos del año 1941, cada farmacéutico podía elegir el curso de su destino, los profesionales, igualmente formados y capacitados, tenían libertad de establecimiento, pero ésta planificación y el Real Decreto 909/78, modificó este cauce ó salida profesional de forma artificial con la intención de acercar las oficinas de farmacia a zonas donde el flujo de profesionales no llegaba.

En la actualidad, esta “obra de ingeniería” denominada capilaridad está completada, yo iría un paso más allá y la calificaría de sobredimensionada, cada rincón de este país, por pequeño y recóndito que sea, tiene una OF al lado de casa y un licenciado titular a cargo de cada una de ellas. Sin embargo, la producción de licenciados aumenta cada año y su acceso a una licencia es cada vez más difícil, por no decir imposible.

La posibilidad, por parte de los que somos titulares de transmitir la licencia ó darla en herencia, la inexistencia de edad de jubilación y la dificultad de puntuar de los que esperan acceder a una, dada la “caprichosa” configuración de los baremos de méritos, no deja resquicio alguno por el que introducir la cabeza, a no ser claro está, que tengas “la suerte” de haber nacido en un hogar de clase alta que te permita pagar una licencia premiando así los duros años de estudio que necesitaste hasta conseguir la Licenciatura.

Llamémosle tensiones en el Modelo, llamémosle presiones ó empuje contra las estructuras, un problema más que a algunos les parecerá menor frente a las amenazas de Liberalización que una y otra vez planean sobre el ejercicio en la Oficina de Farmacia, un problema que asalta mi conciencia en forma de preguntas: ¿cómo premiar a alguien con algo tan preciado como una Licencia Administrativa de uso exclusivo para una Oficina de Farmacia sin discriminar a otro?, ¿qué método sería más justo para designar al adjudicatario de la Licencia?, ¿un examen con categoría de oposición?,…., algo sobre lo que reflexionar, algo complicado ó, quizás no sea tan difícil….

Al contrario que en el gremio de la farmacia, no escucho ni leo a ningún abogado quejarse de que no puede ser Notario, quizás nadie lo haga porque sabe que el camino es el mismo para todos, sólo hay que animarse a realizarlo, lo que no cabe la menor duda es que cuando existe una oferta superior a la demanda es imprescindible establecer mecanismos que permitan realizar una selección, pero ésta debe asentarse sobre la base de una libre competencia donde los mejor cualificados alcanzaran las mejores ubicaciones, punto éste que no se cumple en nuestro gremio.

El acceso a la oficina de farmacia es otra espada de Damocles que se cierne sobre nuestra profesión, presenciar impertérritos cómo aumenta la cantidad de licenciados sin OF, la gran mayoría de ellos en espera de un cambio en las condiciones de acceso, podría asemejarse al espectador que permanece impasible mientras observa cómo viene la riada, una situación que podría quedar fuera de control e incapaz de ser contenida por ningún embalse por grande y sólido que parezca, aunque por el momento parece que a nadie le merece la menor atención.

Medir los conocimientos ó la capacidad de una persona en un solo examen podría ser considerado injusto pero, si este fuera el caso, ¿cómo definiríamos el acceso actual a la OF?....

Desde el pueblo más pequeño de la provincia de Sevilla….

lunes, 4 de enero de 2010

AUTORREGULACIÓN

Voy a abusar del tópico para afirmar que el cuerpo humano es una máquina perfecta, millones de células agrupadas, formando órganos y estructuras en un orden matemático afectado por innumerables leyes físicas y enlaces de todo tipo, un conjunto en definitiva, en continua transformación y que, sin embargo, conserva una arquitectura que profesionales tan prestigiosos en este sector como Norman Foster ó Calatrava no serían capaces de igualar.

Una arquitectura dotada de “redes” de distribución que garantiza a cualquier célula, con independencia de su ubicación, el aporte de oxígeno y nutrientes durante la totalidad de su ciclo vital.

Pero con independencia de su arquitectura, lo más impresionante, a mi juicio, es su capacidad de autorregulación, propiedad que le permite adaptarse a cada nueva situación. Cuando realizamos ejercicio por ejemplo, el organismo debe liberar glucosa de las reservas con el fin de aportar energía a las células musculares, éstas necesitan también mayor aporte de oxígeno, con lo que la respiración se acelera. Garantizada la energía y el oxígeno, es necesario transportarlos a través de las autopistas que forman las arterias pero a mayor velocidad, con lo que el corazón, como incansable bomba impulsora, recibe la orden de incrementar el ritmo de sus latidos. Cambios adaptativos que, una vez realizados permitirán mantener el esfuerzo hasta concluir el ejercicio y volver al estado original de reposo; la glucosa sobrante se guarda, la respiración se reduce, el corazón late de forma más lenta...

Es sólo un ejemplo de autorregulación, un funcionamiento que roza la perfección pero que, a pesar de todo, tiene sus fallos. Esto ocurre cuando el organismo es atacado por determinados agentes externos se adapta a esta nueva situación activando sus mecanismos normales de defensa y en la mayoría de los casos suele salir airoso, en otras sin embargo, es necesario que le ayudemos desde el exterior para que pueda poner fin a esta situación anómala que trastorna su equilibrio.

La profesión farmacéutica surgió de su separación de la medicina, constituyéndose como ciencia con identidad propia y evolucionando de forma independiente, este distanciamiento fue más marcado en los países bañados por el Mar Mediterráneo, dando lugar a una forma de ejercicio propia y diferenciada de otros países a la que hemos bautizado como Modelo Mediterráneo de Farmacia, modelo de ejercicio que, al igual que la profesión no ha permanecido inmutable al paso del tiempo.

El Modelo se ha ido gestando y modelando siempre bajo la tutela de ese “gran hermano” denominado Estado que, como depositario de la voluntad de los ciudadanos –al menos en los sistemas democráticos-, tiene la obligación de velar por que derechos tan importantes como la salud estén garantizados.

Ejemplo de esta tutela estatal fue la regulación que tuvo lugar en España en 1941 coincidiendo con la creación del Sistema Nacional de Salud y su culminación en el Real Decreto 909/78, instaurando una planificación que limitó el establecimiento en las ciudades con el objetivo de obligar a los profesionales a ejercer en el medio rural.

Surge de esta forma la figura del farmacéutico rural, profesional que ejerce en poblaciones donde, en muchos casos, no existen más servicios que la OF, trabajando en soledad, con escasos ingresos y con privación de los derechos más elementales de cualquier trabajador, inmersos en una espiral, un camino sin retorno que le impide promocionar debido a la imposibilidad de realizar carrera profesional, situación incongruente ya que es él el que garantiza los magníficos ingresos de los bien ubicados. Esta situación surgida de esta planificación y escudada en el “manido” argumento de la capilaridad para impedir nuevas aperturas en zonas urbanas y rentables económicamente, ha generado tensiones en el modelo y una situación de oligopolio que cada día es más difícil de justificar.

Europa ha dado varios avisos de lo que puede llegar a ser el fin del actual modelo farmacéutico tal y como lo conocemos, el primero fue el informe Ecorys que frente a un hipotético escenario de libre establecimiento recogía la necesidad de compensar al profesional que ejerciera en el medio rural para, de esta forma, favorecer el mantenimiento de la capilaridad. El segundo ha sido el abogado general del Estado Miguel Poiares Maduro, lo dice bien claro en el punto 33 de su informe sobre la Prejudicial Asturiana, “…para que se considere que la regulación persigue verdaderamente el objetivo de cobertura universal, es necesario que las autorizaciones para las zonas pobladas se pongan a disposición de quienes ejercieron en zonas menos pobladas…”, transcripción literal que no deja lugar a las tergiversaciones e interpretaciones interesadas que han ido apareciendo.

Por decirlo más claro, no es posible mantener lo que podríamos calificar de oligopolio encubierto justificándolo en el mantenimiento de la capilaridad si no se permite al que la garantiza que pueda promocionar, si lo desea, a zonas más rentables, compensándolos de esta forma por el sacrificio de ejercer en el medio rural y por los bajos rendimientos económicos que le ha reportado.

Aviso a navegantes que espero sea recogido por nuestros dirigentes, el Modelo Mediterráneo es bueno, en lo que respecta al paciente, pero ni de lejos llega al grado de perfección alcanzado por el cuerpo humano, no obstante, comparten aún algo tan importante como la capacidad de autorregulación. Mantener este privilegio dependerá de la inteligencia de nuestros dirigentes a la hora de interpretar las señales, enrocarse en una postura impermeable a los cambios y que desoiga los continuos mensajes de aviso que llegan de fuera –sin contar los que llegan y llegarán desde dentro- ó poner pequeños parches que disimulen los agujeros, “obligará”, más tarde ó más temprano, a una injerencia estatal en el mismo en aras de garantizar un justo equilibrio en el sistema.

Intereses hay y habrá en uno y otro lado, unos por participar del banquete y otros por seguir negándose a compartirlo, si la profesión no actúa y obligamos a que sea la justicia y sobre todo los políticos los que “metan la tijera”, el “roto” puede ser considerable, llegados a esta situación, veremos quién es capaz de recomponerlo.

Desde el pueblo más pequeño de la provincia de Sevilla………


Artículo publicado en el número 492 de la revista ACOFAR. Mes de Diciembre de 2009