Aquí la compartimos con vosotr@s,
Abrazos para tod@s,
Javier
Los farmacéuticos
rurales, en las últimas décadas, han tomado conciencia de la especial
precariedad de su ejercicio profesional. Y en paralelo, de la importancia que
tienen para la sostenibilidad del modelo como uno de los argumentos principales
para la defensa del mismo.
Su compensación
económica escasa y la especial dedicación de estos farmacéuticos rurales, que pueden llegar a estar disponibles durante
24 horas diarias, los 365 días del año, con muy escasas o nulas contrapartidas
económicas por ello, les ha llevado a tomar conciencia de un escenario injusto.
El peligro de que esta
situación pusiera en riesgo el actual modelo, ha generado la toma de algunas
medidas conducentes a mejorar la situación de la farmacia rural. Pero podríamos
preguntarnos: ¿Han sido suficientes?, evidentemente la respuesta desde la óptica
de la farmacia rural es rotundamente no.
La escasa compensación
se ha intentado paliar con las ayudas a las farmacias VEC, que debe
considerarse como un primer paso, no como un punto y final, pues claramente son
insuficientes y no solucionan la precaria economía de las farmacias rurales.
Una solución como el “Céntimo Solidario”, propugnada por la SEFAR hubiera sido
más justa y equitativa, y a la larga más beneficioso para el conjunto de la
profesión, con el Decreto de ayuda a las VEC la administración toma posición en
el conjunto de las farmacias esenciales para el modelo, con los peligros que
ello puede conllevar para la profesión.
En cuanto a las
guardias, es cierto que con las diferencias y matizaciones de las diferentes
autonomías se han conseguido algunos avances, gracias a la comarcalización.
Pero no los suficientes para solucionar este problema a la totalidad de las
farmacias rurales.
Si una persona está
condenada a muerte y le condonan la pena por cadena perpetua, desde fuera se
puede pensar que será un alivio para ella, pero si eres inocente, lo que deseas
es que te pongan en libertad. En resumen, si haces 365 guardias al año y pasas
a 187, es un alivio, pero sigue siendo una carga insoportable.
La solución de las
guardias rurales llegara cuando la administración tome conciencia que no puede
exigir un servicio, porque sea a coste cero, cuando ella en la misma población
no lo está dando, o en caso de prestarlo le supone un costo.
Por otra parte, la
profesión tiene que tomar conciencia que los compañeros que están en el medio
rural, en la mayoría de los casos, no han tenido otra opción para ejercer su
profesión dentro de un modelo regulado, y por tanto, el argumento, nunca
expresado públicamente pero que subyace en muchos, que ya sabían dónde iban, se
cae por su propio peso.
Por último, la
profesión tiene que asumir que las guardias no son de cada farmacia en
particular, en un modelo regulado, las guardias obliga al conjunto de la
profesión, y si las mismas ayudan a sostener el modelo, aquellos compañeros que
soportan un número desproporcionado
deben recibir una compensación.
La pregunta del millón seria quien tiene que compensar las
guardias, la administración que las exige sabiendo que en muchos casos no son
necesarias, pero que por su coste cero, compensa la ausencia de otros servicios
sanitarios. O las tendría que compensar la profesión, que ofrece un servicio
que da validez a un modelo regulado, pero que en la práctica soportan de manera
desproporcionada un número pequeño de farmacias, que además son las
económicamente más precarias.
Quizás, si ambas partes
tuvieran que poner recursos para el mantenimiento de las guardias rurales, la
solución del problema estaría mucho más cerca.