lunes, 14 de octubre de 2013

Reflexiones en la Soledad del Farmacéutico Rural (y XX)

Elizabeth Freeman  (LOC)
Foto Flickr Librery of Congress. Ellizabeth Freeman (LOC). Sin restricciones conocidas de derechos de autor


SOBRE DEMOCRACIA, POLÍTICA, LA RELACIÓN DE ÉSTA ÚLTIMA CON LA CIUDADANÍA Y SU EXTRAPOLACIÓN AL MUNDO DE LA FARMACIA

Desde hace unos años asistimos a drásticos cambios sociales, "ajustes" que son puestos en marcha sin pudor alguno aunque para ello se incumplan las propias promesas voceadas en cada mitin de la campaña y plasmadas en los diferentes programas electorales.

La desconfianza hacia la política aumenta con  cada golpe de timón, los donde dije digo Diego ó los casos de corrupción. La imagen general de los políticos, en lugar de la de un servidor público es la de una clase integrada por personas que en su momento escogieron esta "opción profesional", y que viven otra realidad por su falta de contacto con la de los demás.

Ser elegido por una mayoría para un determinado periodo no ofrece patente de corso para hacer lo que se quiera, mucho menos cuando eso que se hace es radicalmente opuesto a lo que se dijo que se haría. Aunque legal, no es ético, aunque democrático, entiendo que deslegitima a los propios elegidos.

El resultado no puede ser otro que el descontento social, y su reflejo entre la ciudadanía se traduce en un mayor número de personas que hacen uso de su derecho a pensar, los pensamientos se traducen en voces, y en ocasiones estas voces se agrupan en movimientos ciudadanos que, molestos por una actuación a sus espaldas, eligen tomar partido para poder hacer valer su opinión más allá de la opción ofrecida por los sistemas democráticos como el nuestro, que no es otra que votar cada cuatro años.

La desconexión entre los políticos y los ciudadanos es más que evidente, y lejos de generar una respuesta que intente evitarla desde las macroestructuras, grandes organizaciones e instituciones, lo que realmente continúan haciendo es resistirse a la apertura y continuar parapetadas tras las murallas de su castillo, en otro plano, en ocasiones diametralmente opuesto al de la mundana realidad.

En el caso de la farmacia ocurre algo similar acompañado de otra serie de connotaciones.

Para desarrollar su labor profesional un farmacéutico ha de estar colegiado, y como tal tiene derecho a elegir al/la presidente/a de tu colegio provincial. Posteriormente, la persona designada estará facultada para designar a los miembros de representación a nivel autonómico, y también a nivel nacional, en nuestro caso el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF), no teniendo ningún derecho el colegiado a poder mostrar su opinión en ninguna de estas designaciones, a pesar de la importancia de las mismas en su devenir profesional.

El resultado es que el máximo organismo de representación de la profesión está integrado por personas que no fueron elegidas por los colegiados sino por los presidentes de los colegios provinciales, y por ello parece que pueden actuar sin tener que dar explicaciones de lo que hacen a los colegiados de base.

Viene todo esto a colación, en este caso, al acuerdo marco firmado entre el CGCOF y el Ministerio de Sanidad y aprobado por unanimidad por los presidentes provinciales de COF.

A grandes rasgos el documento, como todos los de este tipo, es bastante ambiguo y merecería mención aparte la simpleza sintáctica de su exposición de motivos, pero con independencia de estas vaguedades presenta algunas lecturas de interés:
  1. Hace explícita la plena representatividad de la profesión a través del CGCOF, por lo que deja a un lado la opinión de otras organizaciones que también trabajan para diferentes colectivos farmacéuticos, como es el caso de las sociedades científico-profesionales y la empresarial.
  2.  Todo el trabajo de diseño de futuro profesional, el objetivo del acuerdo, queda en manos del CGCOF y del Ministerio sin contar con el resto de organizaciones representativas, ó peor aún, dejando la participación ó colaboración de éstas en manos de la magnanimidad de la persona que preside el CGCOF, en este caso Carmen Peña.
  3. Se fijan dos meses para que los grupos de trabajo, integrados por Sanidad y CGCOF, presenten resultados, con lo que podemos pensar dos cosas: que se van a hacer las cosas rápido, ó que ya hay cosas habladas que descubriremos en breve, cuando quieran publicarlo.
  4. Se elabora "un documento de futuro" sin restañar heridas del presente. En él no encontramos alusión alguna a ninguna línea de trabajo en torno a la situación de muchas oficinas de farmacia, entre ellas las rurales, lo que me devolvería a otra reflexión que hice pública hace ya dos años y medio.  
Los acuerdos marco tienen la importancia que tienen, quizás más de imagen que de efectividad, pero sirven para plasmar intenciones, y aunque sin mucha concreción, en este documento han quedado algunas claras.

Hemos de reconocer que la jugada le ha salido bien al CGCOF: Primero ha finalizado el proceso de aprobación de sus estatutos, durante mucho tiempo empantanados, y que ratifica, entre otras, "...la representación institucional exclusiva de la profesión". Ahora el Ministerio de Sanidad refrenda este aspecto públicamente mediante la negociación única y exclusiva de este acuerdo marco con el CGCOF.
 
Nadie puede dudar de la legalidad del procedimiento, tampoco de la representatividad del propio CGCOF, ni mucho menos de la persona que en este momento tiene la responsabilidad de presidirlo, pero volviendo al inicio de este post, la institución sigue ofreciendo una imagen cerrada y desconectada con el/la colegiado/a al que debe representar, ante el que no da cuentas de forma directa porque según normativa no ha de hacerlo. Ésta, como todo el artículo, no es una información, sino una opinión personal, pero se puede refrendar dándose un paseo por las redes sociales ó sacando el tema con algún compañero. La percepción del CGCOF por parte de los colegiados de base es la de un organismo al que todos hemos de pagar, pero con el que nos sentimos cada vez menos identificados porque nuestra participación en el mismo -hablo como colegiado-, ni se pide, ni parece desearse.

Carmen Peña ha marcado el terreno, ha dejado claro quién ostenta la representatividad de la farmacia en España, pero como recogía hace unos días una columna de opinión del diario "El Economista", ha perdido una estupenda oportunidad de hacer partícipes de este acuerdo ó exposición de intenciones a otros organismos de representación como sociedades científico-profesionales y patronal, y de aprovechar los medios actuales para abrir los grupos de trabajo a aportaciones individuales de cualquier colegiado/a.

Ya sólo queda, una vez demostrado quién manda, y quedando blindada legalmente la competencia y representatividad del CGCOF, que Carmen Peña tenga la suficiente amplitud de miras como para no embriagarse con el poder, sino asentarse en la seguridad del mismo para aceptar la existencia de discrepancias e intentar hacer partícipes a los diferentes puntos de vista existentes dentro de la profesión en lo que podría significar un camino de futuro. Aún así, siempre quedará el amargo poso, el regusto amargo de ser una actuación a posteriori, un parche ó remiendo ante una actuación que, a mí personalmente no me ha parecido la más adecuada, como tampoco entiendo que lo ha sido difundir el documento original a través de un medio  informativo "confidencial", en lugar de hacerse llegar a través de los COF a los colegiados, como principales afectados. Sin conocer los mecanismos de financiación de este medio en cuestión y por ello elucubrando al no tener la menor certeza sobre ello, prosigo mi reflexión pensando que incluso podría representar una dualidad de costes que en tiempos de crisis, incluso fuera de ésta, no debería producirse.

Aunque estas reflexiones vuelven a ser largas, creo que le viene bien para finalizarlas un fragmento de un reciente artículo de Josep Ramoneda en El País, alguien al que suelo escuchar en la radio:

"La política, en muy buena parte, es reconocimiento. Reconocer significa respetar y dar carta de naturaleza a las demandas de la ciudadanía, incorporar al debate político aquellas iniciativas que vienen acompañadas de amplio apoyo social."
Josep Ramoneda en el diario El País

Aplíquese a la política farmacéutica....

Desde el pueblo más pequeño de la provincia de Sevilla...

Un fuerte abrazo a tod@s,
Javier






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