lunes, 3 de septiembre de 2012

DESARROLO PROFESIONAL DE UN BOTICARIO RURAL

De unos años a esta parte se ha producido la materialización de un movimiento que unía a muchos farmacéuticos que ejercíamos en puntos muy distantes y que teníamos y tenemos en común la precariedad del ejercicio de nuestra profesión. Como tantos otros me siento apoyado por compañeros rurales, sobre todo por aquellos que ejercen en farmacias donde pasar de ser el único profesional de la farmacia a tener ayuda es un sueño del que se despierta día tras día. Los que abogamos por la farmacia rural como unos de los fines, y por tanto garante, del modelo español de oficina de farmacia creo estamos en lo cierto al considerar que el derecho de todos los asegurados, independientemente de su lugar de residencia, a acceder a la prestación farmacéutica, esto es al medicamento, mediante un modelo planificado de farmacia es el argumento más convincente que justifica las restricciones a la libertad de establecimiento promulgadas en los Tratados firmados por España en el seno de la Unión Europea.

Los colegios profesionales defienden, como no puede ser de otra forma, los intereses de los pacientes y también de los boticarios. Conjugar ambos intereses, cuando también hay otros farmacéuticos que reclaman sus legítimos derechos no es tarea fácil, requiere el movimiento de muchos recursos y, si es necesario, también forzar hasta el extremo a todos los efectivos, utilizando si es necesario el buque insignia de la profesión que es la farmacia rural. Pronunciar que los colegios profesionales no respaldan la defensa de la farmacia rural mediante el sostenimiento del modelo planificado no sería cierto, como tampoco que si es necesario se utiliza y luego se aparca para “por si acaso”. La cuestión que me surge es si las oficinas de farmacia en situación de precariedad real no se sienten abandonadas por sus colegios.

En cuanto a la administración estimo está obsesionada con el gasto y, mientras se facilite por la profesión su control, dejarán en manos de nuestros representantes colegiales el dictado de otras cuestiones no menos capitales para los boticarios. Por otra parte considero que también la administración es sensible a la realidad de la farmacia rural de núcleos muy pequeños. En mi comunidad autónoma son conscientes de la extensión de su territorio, de su baja densidad poblacional, de la existencia de gran cantidad de oficinas de farmacia en municipios muy pequeños y su compromiso con el paciente.

La promoción del farmacéutico rural es muy complicada. Son muy pocas las farmacias de nueva apertura que salen a concurso, hace tiempo hice una estimación y venían a ser unas 150 cada año en el conjunto del Estado. En Castilla y León se intenta amortizar las oficinas de farmacia que quedan vacantes tras un consurso. No está legislado con detalle pero la amortización es el espíritu que intenta aplicar la administración. Como he expuesto con anterioridad a quién perjudica la amortización de boticas es a los nuevos farmacéuticos que quieren comenzar a ser boticarios mediante la compraventa, al ser boticas de baja facturación y por ende más accesibles, pero por mucho que se quieran cerrar los ojos son farmacias donde el ejercicio es de una precariedad insostenible. Una de las iniciativas que se podrían proponer es dar más puntos a los rurales que concursan por una farmacia de nueva apertura. Otra podría ser también la de dar más puntos para optar a un puesto en la administración surgiendo el problema del valor patrimonial de la botica que se deja. Cursos formativos on line van saliendo, me gustaría que los colegios ofertaran más, y es la opción formativa por la que me inclino debido a que la particularidad del ejercicio en el medio rural donde es muy difícil participar en cursos presenciales que, por otra parte, también son necesarios para una completa formación de los profesionales.

Andrés Reviriego.

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