Cuando las barbas de tu vecino veas cortar....echa las tuyas a remojar
¡¡Me encanta el refranero popular!!..., suele ser concreto y en general bastante certero, aunque a veces se contradiga, porque también es cierto que el refrán aplicado a una cosa suele generar otro para la contraria.
No es la primera vez -ni seguro será la última- que hablo de esta entrañable y a la vez popular forma de expresar situaciones cotidianas de la vida real y, aunque
no sirva de mucho esta frase para intentar definir qué es un refrán,
tampoco la RAE se esfuerza mucho más de lo que yo lo he hecho en intentar hacerlo, probablemente se deba a que los refranes no necesitan definición, se usan porque sí, porque vienen bien para distendir el ambiente ó porque te ayudan a eliminar la invisible barrera que se interpone entre tú y tu interlocutor, ofreciéndote la posibilidad de comunicarte al manejar su mismo léxico.
Os preguntaréis a qué viene todo esto, el título y el uso de los refranes, y es que hoy voy a escribir sobre los últimos "movimientos" de las Administraciones autonómicas destinados a contener el gasto farmacéutico y de las reacciones ante ellas, naturales por otra parte, de la profesión farmacéutica.
Quizás el de mayor repercusión mediática pueda ser el que recientemente han puesto en marcha en Galicia con
su famoso catálogo que ha tenido hasta su propio hueco en el Telediario. Otro que está dando bastante que hablar, aunque aún no ha salido en la tele, es el que se encuentra en ciernes en Andalucía donde quiere hacer lo propio mediante una
subasta de medicamentos -ó licitación pública que queda más
cool-, al modo de como realizan su suministro los hospitales.
Los métodos de contención de gasto en medicamentos, los habidos y por haber, no difieren mucho de los que hasta ahora se hacían de forma encubierta, y que también he abordado
en otros lugares de la red, la diferencia, si es que hay alguna, es que estos nuevos se "airean", de forma pública, al amparo del "paraguas" que proporciona la crisis permanente que padecemos y que no parece tener fecha de caducidad.
La cuadratura del círculo viene encriptada, ó al menos así me lo parece,
en esta noticia que he leído sobre el catálogo gallego, donde la Conselleira de Sanidade viene a decir, poco más ó menos, que va a darle todos los datos de su proyecto al Ministerio para que, en lugar de recurrirlo, vea lo bien que pueden venir en el resto del país la aplicación de medidas como la suya.
Un somero análisis de la argumentación que sustenta esta línea de actuación, ofrece justificaciones realmente demoledoras:
- ¿Por qué pagar más por algunos productos que tienen la misma composición cuando hay otros en el mercado, más baratos, de igual composición y obligada calidad?...... este aparentemente insignificante aspecto no importaba cuando parecía que nos sobraba el dinero pero, en estos momentos -no olvidemos que estamos en crisis- si que cuenta, y mucho.
- ¿Coharta la libertad de prescripción decir al médico que sólo va a poder prescribir el medicamento Pepe (10 euros) en lugar de Pepito (20 euros) ó, mejor dicho, que la Xunta sólo va a pagar Pepe porque es igual que Pepito y además más barato?
- ¿Se convierten los pacientes gallegos en ciudadanos de segunda -como he leído en algún artículo- porque el gestor de sus impuestos no acepta financiar con fondos públicos medicamentos de una determinada marca cuando hay otra más barata con el mismo principio activo?
Aún a riesgo de que alguno de los lectores reclame mi lapidación ó medidas más drásticas como
rociarme con napalm en mi OF -dado el tiempo que paso en su interior-, proseguiré con mi disertación diciendo que tampoco es nada nuevo que una CCAA exporte sus métodos de contención de gasto al resto del país, ya lo hizo Andalucía con sus Precios Máximos (donde se permite dispensar otra marca cuando la prescripción está hecha por Principio Activo aunque el SAS sólo vaya a pagarte la más barata) y ahora, cuando la parte del acuerdo denominada "Anexo G" va a cumplir 10 años, el entonces firmante y aún representante -porque lleva toda la vida ocupando el mismo sillón-, clama al cielo ante el abandono del que creía su flamante socio. El lastimero planteamiento resulta bastante simplista y en mi opinión exige un imprescindible ejercicio de autocrítica que podría comenzar con la siguiente pregunta:
¿Qué ha hecho la profesión en estos diez años?
Creo que la respuesta es fácil y simple, seguir luchando por mantener un margen comercial -con toda la carga semántica de esta palabra- que seguía beneficiando a la mayoría a pesar de su disminución -ahora parece que son menos-, y protegerse de los intentos liberalizadores europeos, en resumen, luchar por mantener un status quo que beneficiaba a muchos aunque a unos pocos nos lleve a la ruina -estos últimos cada vez somos más, aunque al parecer no suficientes para tomar medidas al respecto-.
Su sucesora, Dña. Carmen Peña, llegó con un aparente aire renovador, apaciguando
enemistades enquistadas que amenazaban con hacerse eternas y ha organizado y presidido el último Congreso Nacional Farmacéutico celebrado a finales de octubre en Bilbao, donde se anunció, a bombo y platillo, que se hablaría de cambios en el Modelo Retributivo de las OF.
La mejor mesa de todas fue la que abordó este asunto, el de la cartera de servicios, entre los ponentes disfruté de las interesantes aportaciones del profesor Shalom Isaac Benrimoj -aderezadas con pizcas de un agradable sentido del humor que facilitaba aún más la comprensión de su argumentación- y también pude asistir a la disertación del Gerente del Servei Català de Salut Antoni Gilabert Perramon como responsable de una Administración autonómica.
De éste último recuerdo la claridad y rotundidad de su exposición y un par de frases que sólo he visto reflejadas en la revista
El Farmacéutico:
- El valor de la profesión radica en su conocimiento, no en su capacidad de suministro
- El que no se diferencia acaba vendiendo a precio cero.
La representante del Consejo General en aquella mesa, Dña. Ana Aliaga, pronunció en el transcurso de la discusión posterior una frase que también tiene pinta de hacerse célebre en el tiempo:
- A mí, mi margen que no me lo toquen
Sólo diré a esto que si echamos la vista atrás, tocar, lo que se dice tocar, al menos de forma directa, no lo han hecho, pero sí llevan bastante tiempo tocándolo de otras formas, aunque nadie parece advertirlo.
No podemos negar que la OF necesita un horizonte de estabilidad por parte de las Administraciones -dentro de la estabilidad que pueda tener el propio mundo en el que vivimos donde todo cambia a velocidad de vértigo-, pero difícilmente lo va a encontrar si basa su intención de evolucionar a otro sistema donde prime nuestro conocimiento sobre nuestra capacidad de abastecimiento (copio con permiso de Antoni Gilabert) en agarrarse como un clavo ardiendo al maldito margen. Y no lo va a encontrar porque las Administraciones han visto la jugada y la repetirán una y mil veces más hasta que por fin seamos capaces de anticipar el regate y cortar de esta forma el "ataque".
Veo esto tan claro como veo también que capilaridad y margen puro y duro como la profesión lo conoce y lo entiende no son compatibles sin medidas compensatorias. Abusando de mi capacidad crítica en el artículo, diré también que criticar exclusivamente a las Administraciones, pedir mantener margen y añadir pago por servicios ó esperar que no vuelvan a pegar "pellizcos" a los ingresos de la OF no tiene mucho sentido, ni antes, ni mucho menos ahora, en momentos de crisis presupuestaria, porque tenemos un poderoso argumento en contra de estas reclamaciones, que
la facturación anual media de las OF ronda los 770000 euros (
¡Quién los pillara!).
Resumiendo -aunque dada la extensión de estas reflexiones resulte incongruente-, en mi opinión, el margen como único sistema de retribución es el cáncer de la profesión, éste debería servir para cubrir ó garantizar los imprescindibles costos de funcionamiento de una OF, pero nunca debería marcar él éxito ó rédito profesional del farmacéutico porque oculta a los ojos de la sociedad la totalidad de su labor y la limita al número de cupones que éste pueda pegar en una receta.
Con este sistema exclusivo de pago la capilaridad se va al traste, y sin capilaridad el sistema regulado no tiene base sólida que le sirva de sustento. Las 17 "cabezas pensantes" continuarán "inventando" sistemas de ahorro en medicamentos y lo que funcione en una se exportará a las otras, nosotros seguiremos quejándonos y mientras, el tiempo pasa y la profesión continúa ofreciendo una imagen miserable luchando por
"su tesoro" aunque para ello tenga que volver a echar mano de los que cada día nos levantamos intentando suplir con un mayor esfuerzo e imaginación, las carencias de un sistema que no tiene en cuenta nuestra particularidad de ejercicio.
Ahora ha sido Galicia, y muy seguramente la seguirá con su propio plan Andalucía, posteriormente, una vez comprueben que funciona no tardará mucho en exportarse a las demás, por eso, y haciendo honor al título me despido recitando el refrán, que creo se ajusta mejor a lo que he querido contar:
Cuando las barbas de tu vecino veas cortar...... echa las tuyas a remojar
Desde el pueblo más pequeño de la provincia de Sevilla.....
Un fuerte abrazo a tod@s,
Javier
PD:
Si te ha gustado el artículo, ó por el contrario te produce repulsión, demasiado atrevido quizás, ó tal vez pienses que me he quedado corto.....No sé, ahí tienes mi correo por si quieres transmitirme tu opinión, positiva ó negativa, seas rural ó no: fjguerrerogarcia@gmail.com
Si te da vergüenza escribirme ó quieres hacer público tu malestar, alegría ó lo que te venga en gana, publica un comentario, son libres y gratuitos.
Hasta la próxima ocasión.............................